Ratifican la responsabilidad de los 'cascos azules' holandeses en la matanza de Srebrenica

  • El Tribunal de Apelación de La Haya responsabiliza a los efectivos neerlandeses de los daños sufridos por los 300 bosnios recluidos en el complejo de la ONU.
  • Estos fueron entregados a las fuerzas serbobosnias, que los masacraron.
  • El tribunal confirma así una sentencia de 2014.
Una anciana musulmana visita el Centro Conmemorativo Potocari en Srebrenica (Bosnia-Herzegovina).
Una anciana musulmana visita el Centro Conmemorativo Potocari en Srebrenica (Bosnia-Herzegovina).
EFE
Una anciana musulmana visita el Centro Conmemorativo Potocari en Srebrenica (Bosnia-Herzegovina).

Un tribunal de los Países Bajos ha responsabilizado a los cascos azules neerlandeses encargados de velar por la seguridad de los bosnios en el enclave musulmán de Srebrenica durante la guerra de Bosnia de la matanza que sufrieron a manos de las tropas serbobosnias.

El Tribunal de Apelaciones de La Haya ha ratificado una sentencia de 2014 que responsabiliza a los efectivos holandeses de los daños sufridos por los 300 bosnios que estaban recluidos en el complejo de la ONU en Srebrenica y que fueron entregados a las fuerzas serbobosnias, que los masacraron.

Los cascos azules holandeses fueron los últimos integrantes de la Fuerza de Protección de la ONU, la UNPROFOR, desplegados en los enclaves bosnios de Srebrenica, Gorazde y Zepa, que en 1993 fueron declarados "zonas seguras" por Naciones Unidas y, en consecuencia, miles de bosnios musulmanes fueron trasladados a ellas.

En estas zonas seguras se desplegó un contingente que solo tenía autorización para usar la fuerza en defensa propia, no para proteger a la población civil que vivía en ellas, a pesar de las advertencias de que estaba en marcha una limpieza étnica.

En 1995, las tropas comandadas por el general serbobosnio Ratko Mladic rodearon Srebrenica y los cascos azules de Países Bajos les entregaron a los 300 bosnios que albergaban en la base militar de Potocari. Unos 8.000 hombres y niños murieron, en lo que el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) ha calificado de genocidio.

Este fallo es inédito porque Naciones Unidas y su personal gozan de inmunidad frente a procesos judiciales, que solo pueden ser impulsados por las autoridades del país al que pertenezcan los trabajadores de la organización internacional implicados en los hechos de que se trate.

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