Según fuentes de la Comandancia en la provincia, la Sección del Seprona inició tras lo ocurrido varias investigaciones relativas al control administrativo de identificación y expedición de los pasaportes de animales de compañía de los canes.

Tal y como recogen las averiguaciones llevadas a cabo por el Equipo de Investigación en el marco de la 'Operación Maxil', hay "ciertas irregularidades" en la grabación informática del censo de animales de compañía del Sistema de Identificación de Animales de Compañía de Castilla y León (SIACyL) practicadas por los veterinarios que dieron de alta a los animales en la base informática.

Asimismo, han encontrado "inexactitudes" en la identificación de la razas de perros cruzados con alguna de las razas catalogadas como peligrosas, puesto que la normativa vigente exige a los veterinarios hacer constar, en los casos de cruce interracial canino, la presencia de la raza peligrosa observada en el ejemplar.

El objetivo de estas "prácticas fraudulentas" fue "ocultar la verdadera raza dominante en el mestizaje del animal que ampara el documento y perteneciente a una raza potencialmente peligrosa, por otra raza no peligrosa".

De esta manera exoneraron al propietario del animal de cumplir los requisitos legales para obtener licencia de tenencia de animales, certificado de aptitud psicológica y la adopción de medidas de seguridad que "hay que tomar con esta clase de perros", ha apuntado la Guardia Civil.

Hasta el momento, los agentes han controlado alrededor de un centenar de canes y han puesto a disposición judicial en calidad de investigados a dos veterinarios, y la Guardia Civil no descarta la participación en los hechos de más profesionales puesto que las investigaciones siguen abiertas.