Heineken Jazzaldia vuelve a convertir San Sebastián en la gran capital de jazz

  • El festival termina este martes con gran éxito en cada uno de los conciertos.
  • The Pretenders o Charles Lloyd fueron los artistas más aplaudidos.
  • La marca de cerveza lleva más de 20 años patrocinando el festival.
El escenario Verde Heineken, durante el concierto de The Pretenders.
El escenario Verde Heineken, durante el concierto de The Pretenders.
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El escenario Verde Heineken, durante el concierto de The Pretenders.

Cuando un festival de música se hace con cariño y mucho trabajo, los resultados acaban saliendo a la superficie. El festival Heineken Jazzaldia de San Sebastián es uno de esos eventos. Que pase por su edición 52 nos adelanta que el cuidado y el mimo por cada detalle van a estar presentes en cada concierto.

Y, en efecto, lo estuvieron. Los escenarios principales del festival se llenaron hasta los topes, algo que al principio puede chocar en un género musical que parece olvidado por la rueda del márketing y las radiofórmulas. El viernes, el auditorio Kursaal se llenó para recibir a una leyenda vida del jazz, Wayne Shorter.

A pesar de tener 83 años y que podría vivir de sus glorias pasadas, el saxofonista –acompañado de su extraordinario cuarteto- continúa ensayando e investigando para dar pasos hacia adelante en el género. Shorter iba tranquilo, dejaba hablar a sus compañeros y se llevó un merecido y largo aplauso.

Ese mismo día, el escenario Verde Heineken de la playa de Zurriola, gratuito y más desligado del jazz que las otras localizaciones, ofreció el poderoso recital de The Pretenders.

Su líder, Chrissie Hynde, mantiene el espíritu roquero de hace 30 años en un concierto en el que no se olvidaron ninguno de sus clásicos. Mystery Achievement, Message of Love o Don't Get me Wrong sonaron a nuevos a pesar de que pertenecen a sus primeros discos. Hynde, enfundada en una camiseta de Elvis, saltó, gritó y corrió para hacer temblar a todos los presentes.

Piano y arpa, la extraña y divertida pareja

El sábado fue el turno de otra de las sorpresas del festival. La pianista japonesa Hiromi Uehara (toda una celebridad en el mundillo) ha decidido juntarse con el arpista colombiano Edmar Castañeda para crear un dúo explosivo.

El dialogo entre piano y arpa en piezas como el homenaje al bajista Jaco Pastorious o en la suite compuesta por la japonesa 4 Elements se pudo ver una complicidad sobre el escenario muy divertida para todo el que compró la entrada.

Poco después, la plaza de la Trinidad –escenario icónico del Heineken Jazzaldia, que este año había reducido su aforo para ajustarse a la legalidad- contempló al saxofonista Charles Lloyd, premio Donostia de este año a toda una vida dedicada al jazz.

Al igual que Shorter, ronda los 80 pero se siente un joven más entre los demás talentosos músicos que le acompañan (Reuben Rogers, Eric Haarland y Gerald Clayton).

El patrocinio también importa

Como en cada edición, tan importantes son los conciertos como lo que sucede entre ellos. Las calles de la ciudad donostiarra se han llenado de vida, ya fuera a modo de tradicionales pintxos en el casco viejo o caminando por el paseo marítimo de la playa de la Concha, los aficionados al jazz han convivido con una urbe en plena efervescencia veraniega.

Para su principal patrocinador, Heineken, el Jazzaldia es mucho más que un festival. Por eso se esfuerzan en crear un ambiente en el que cualquiera disfrute al máximo de la multitud de experiencias a su alcance.

La estrecha colaboración entre la marca y este evento (más de 20 años de patrocinio) hace que sea prácticamente un factor imprescindible en el balance tan positivo del festival. Este martes acaba otra edición más del Heineken Jazzaldia con la certeza de que faltan muchos más por llegar. Hasta el año que viene.

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