El Consell de coalición que comparten el PSPV-PSOE y Compromís con el apoyo parlamentario de Podemos se ha convertido ya en el más monolítico de la todavía corta historia autonómica de  la Comunitat Valenciana.

Rebasado el ecuador de la legislatura, el Gobierno presidido por Ximo Puig ha superado los 26 meses de duración, al igual que sucedió con sendos gobiernos de Joan Lerma (PSOE) en 1989 y de Eduardo Zaplana (PP) en 2002. No obstante, el actual Ejecutivo lleva ya 805 días sin cambios, frente a los 794 días que duró el gabinete de la segunda legislatura de Zaplana (hasta que él mismo dimitió para ser ministro) y los 785 días del primer gobierno de Lerma durante el segundo mandato autonómico.

Pese a los continuos rumores sobre remodelaciones y posibles salidas de consellers, el Consell surgido del Acord del Botànic llega al Debate de Política General que comienza pasado mañana miércoles con los mismos componentes nombrados el 29 de junio de 2015. Los cambios se han limitado, hasta la fecha, al llamado segundo escalón, es decir, a secretarios autonómicos y directores generales, tanto del PSPV como de Compromís, que en unos casos han cambiado de departamento y en otros han salido de la Administración.

Un recorrido histórico por los gobiernos de la Comunitat Valenciana desde la primera legislatura (1983) muestra que, a estas alturas de mandato, en todas ellas se habían producido remodelaciones. En algunos casos, puntuales y, en otros, renovaciones estructurales del Ejecutivo.

Los tres primeros gabinetes de la etapa autonómica, presididos por el socialista Joan Lerma, se caracterizaron por realizar una crisis de gobierno a mitad de legislatura. La última de ellas, en 1993, se saldó nada menos que con la entrada de seis nuevos consellers.

En la primera etapa del PP, ya con Eduardo Zaplana como jefe del Consell, se produjeron cinco cambios de carteras entre los años 1995 y 1999, cuando Unió Valenciana integraba el Ejecutivo. En cambio, como se ha mencionado anteriormente, la V legislatura era hasta la fecha la más longeva, con 26 meses de duración, hasta que el expresidente Zaplana dimitió y dejó la presidencia en manos de José Luis Olivas.

La etapa posterior, la de los mandatos de Francisco Camps, también del PP, se caracterizó por remodelaciones relativamente frecuentes en las que los integrantes del Gobierno cambiaban de carteras pero seguían en el mismo. Es lo que sucedió en mayo de 2006. Casi dos años antes, Camps había ampliado su Ejecutivo dando entrada a Justo Nieto, Juan Cotino y Milagrosa Martínez. Entre 2007 y 2011 solo Paula Sánchez de León relevó a Fernando de Rosa, y falleció José Ramón García Antón. Más abrupto fue el inicio de la VIII legislatura, con la dimisión de Camps en julio de 2011, apenas un mes después de renovar el cargo. Alberto Fabra heredó su gobierno al completo, pero hizo cambios de forma periódica para adaptarlo a perfiles de su confianza.

Si bien es cierto que el jefe del Consell es quien tiene la prerrogativa para efectuar los cambios que estime convenientes en su Gobierno, la naturaleza del mismo, fruto de un pacto a tres bandas, condiciona su actuación. Tanto las disputas internas en el seno del PSPV y de Compromís como el cuestionamiento de algunos consellers no se traducen automáticamente en cambios, ya que el relevo de un miembro de un partido condiciona al otro. En ese juego de equilibrios se mueven Puig y Oltra.