Las Palmas de Gran Canaria, un oasis en el Atlántico

Aire puro y ese ritmo pausado de la gente que tanto nos gusta a los penisulares son sólo algunos de los atractivos que hacen de la isla de Gran Canaria un destino imprescindible. Nos adentramos en la gran desconocida, Las Palmas de Gran Canaria, una ciudad con  identidad propia que cuenta con bonitos y coloridos barrios que nos trasportan a momentos claves de su historia. Tres son los focos principales: los barrios de Vegueta y Triana, y la playa de Las Canteras.

El antiguo barranco de Guiniguada y punto de encuentro de los canarios es la línea divisoria entre el casco antiguo de Vegueta y el barrio de Triana, los dos núcleos más importantes y polos turísticos de la ciudad. Comenzamos nuestro recorrido por el primero, Vegueta, un barrio muy tranquilo y colonial, nada más pisarlo creerás estar en algunas ciudades de Sudamérica. En la plaza de Santa Ana se encuentran algunos de los monumentos más importantes como la Basílica Catedral del mismo nombre, el Palacio Episcopal y antiguo Ayuntamiento o la casa de Colón, el museo más visitado de Canarias. Lo mejor es perderte por sus tranquilas y señoriales calles disfrutando del paseo y admirando su exquisita arquitectura. En esta zona peatonal cada rincón te asegura una sorpresa. Callejeando llegamos hasta la ermita de San Antonio Abad donde rezó Colón en 1492 antes de emprender su primer viaje.

Y si eres aficionado al tapeo estás en el sitio ideal. Todos los jueves a partir de las 20 horas se celebra en este barrio la fiesta de los pinchos, un tour que te lleva de bar en bar disfrutando de bocados tan sofisticados y apetecibles como el pincho de queso de cabra con chorizo de Teror y miel de Palma. Y de la tranquilidad de este lugar, donde a penas nos cruzamos con gente, pasamos a la bulliciosa Triana. Su calle Mayor mide el pulso a la ciudad con sus tiendas, terrazas de moda y edificios modernistas. Estamos en el barrio del shopping por excelencia, donde se ubican las tiendas más exclusivas de la isla.

Al atardecer, un poco de relax no viene nada mal, por lo que nada mejor que ir en busca de las mejores vistas donde disfrutar de una puesta de sol de lujo. En una ciudad con tantos desniveles no pueden faltar los miradores. El que ofrece las vistas más espectaculares es el de la Cornisa, en Ciudad Jardín, desde donde se divisa la bahía y el puerto deportivo y se pueden tomar bonitas instantáneas.

Las Palmas de Gran Canaria ofrece mil y una actividades. Conviene no perderse el museo Elder de la Ciencia y la Tecnología, que cuenta con una nueva chica en la plantilla. La incorporación estrella es un robot humanoide y autómata, de origen ruso y de nombre Ada, que sirve de guía a los visitantes. Ada está programada para moverse libremente, explicar el museo y hacer las delicias sobre todo de los más pequeños. Al turista no le costará entenderse con ella, ya que habla nueve idiomas, y tiene capacidad para aprender hasta 45. Y si recurres a ella por segunda vez, incluso te tratará por tu nombre, ya que  posee una cámara de reconocimiento facial.

Pero Canarias es sobre todo sinónimo de mar y buen clima. Y en esto, la isla no defrauda. La playa de Las Canteras, punto de encuentro de los canarios por excelencia, es un lugar lleno de vida, de noche y de día. Tres kilómetros de playa salpicados de restaurantes y terrazas que dan buena cuenta del dinamismo de esta ciudad. Con un ecosistema único, en estas aguas habitan más de 100 especies de peces distintos.

Pero sin lugar a dudas, Maspalomas y la playa del Inglés, con kilómetros de arena fina son los destinos estrellas de Gran Canaria con un espectáculo de dunas que son la verdadera joya de la isla. Pronto te darás cuenta de que si el paraíso existe es lo más parecido a lo que tienes delante de tus ojos.

La magia del lugar regala un paisaje que se modela y cambia a cada instante. Aquí, lo primero que llama la atención es la sensación de inmensidad que produce sentirse como en medio de un desierto. Parece increíble que a menos de tres horas de Madrid se encuentre este destino de ensueño y una de las franjas costeras más preciadas por los turistas que llegan aquí en busca de esta maravilla de la naturaleza desde todos los rincones del mundo.

Y si las playas son de lujo, la oferta hotelera también. Frente al mar y enclavado en plena montaña se encuentra el Sheraton Salobre Golf Resort, que ofrece otra forma de vivir la isla disfrutando de la naturaleza. Un refugio para los cinco sentidos, con piscinas integradas en el paisaje y espectaculares vistas que invitan al descanso reflejando el auténtico concepto de vacaciones. Y como no todo va a ser chapuzón y sombrilla, en este hotel destino los amantes del golf tienen a su disposición uno de los mejores y más impresionantes campos de Europa.