El goteo de viajeros es constante y la cantinela, siempre la misma: "Han cancelado mi vuelo". En algunos casos sin notificación vía email o SMS y solo a unas horas de la salida, aunque son los menos. La respuesta que reciben los afectados de Ryanair en el aeropuerto de Barajas después de que la compañía de bajo coste irlandesa anunciara la suspensión de 50 vuelos diarios hasta finales de octubre (unos 2.100 en total) —según su presidente por un "error" en la planificación de las vacaciones de los pilotos, aunque otra versión apunta a que Norwegian le ha arrebatado 140 trabajadores aéreos— es la siguiente: "Lo sentimos, ha sido por motivos operacionales". No les vale, quieren una solución.

A los pasajeros les corresponde ahora una indemnización que varía en función del kilometraje (desde los 250 euros para los vuelos de menos de 1.500 km; de 400 para los trayectos entre 1.500 y 3.500 km, o de 600 en los trayectos de más de 3.500 km). Eso, además de las dos posibilidades que ofrece la web de Ryanair: el reembolso del billete o la modificación de la ruta. El chat habilitado de forma online, sin embargo, presentaba problemas desde la tarde del lunes, de ahí que muchos se hayan movilizado hasta la T1 de Barajas (uno de los aeropuertos, junto al Prat de Barcelona, más afectados en España, donde 514 vuelos han sido anulados) para pedir explicaciones. Allí, dos mostradores —durante horas solo uno— acogían las quejas de los congregados y trataban de poner solución.

Es el caso de un matrimonio que espera su turno en la cola de las reclamaciones. Están nerviosos; su viaje tiene un motivo de causa mayor. "Estoy muy enfadada", cuenta a 20minutos.es la mujer. "Tengo que ir a la boda de mi hija y no me llevan. Nos han anulado el de ida y el de vuelta. El chat está colapsado, así que hemos venido directamente. No se me volverá a ocurrir volar de nuevo con Ryanair", sentencia. Su marido interviene y explica que lo tienen todo reservado: hoteles, restaurantes... Por eso mismo critican duramente la actuación de la compañía, pero sobre todo el tono de las explicaciones ofrecidas por parte del consejero delegado, Michael O'Leary: "La excusa que han dado es de chiste. Parece los santos inocentes".

Esa idea la suscribe Pedro, que el próximo 12 de octubre tenía previsto volar a Londres para ver a su hija y para tirar de las orejas a su nieto, que el día 13 cumple tres años. De ahí su enfado. "No le encuentro sentido. Riéndose [O'Leary] dijo que se habían equivocado con las vacaciones de los pilotos. Pero, bueno, no me cuente usted batallas. Es vergonzoso. Ahora no sé si voy a poder felicitarle porque, como coincide con el puente, los precios del resto de aerolíneas están por las nubes". A él le han cancelado dos vuelos y, aunque ha conseguido el reembolso, esta solución —asegura— no compensa lo que vale su viaje: una visita a su familia en un día señalado.

La indignación no es exclusiva ni de Pedro ni de este matrimonio, se extiende entre muchos de los allí presentes. Angelita, una joven residente en Madrid, sale como un huracán del mostrador. A día de hoy no sabe si se quedará en tierra o si su vuelo a Roma del día 15, para el que había pedido un par de días en el trabajo, despegará. "A veces por ahorrarte un poco más... Con otra aerolínea un poco más seria no me habría pasado esto. Siempre que viajo con Ryanair me pasa algo. Me tienen hasta aquí [señala su frente]. Una no aprende...", se lamenta.

La aerolínea fue avisando a los clientes afectados a través de un mensaje de texto que remitía a un email, aunque muchos —como los del vuelo a Londres de este martes— afirman no haber recibido nada. Se enteraron con la publicación de la lista. Eso no ha impedido a Daniel, que iba a visitar a un amigo a la capital británica durante cinco días, presentarte en la T1 con su maleta. ¿La solución que le ponen sobre la mesa? Deambular por el aeropuerto a la espera de un hueco en un vuelo con escala en Ibiza. Su sino ahora no es otro que armarse de paciencia hasta las 13.30 horas, cuando sabrá si tiene suerte y consigue poner rumbo a las vacaciones que tenía planeadas. Él se suma a la lista de pasajeros que aseguran no volver a comprar billetes con Ryanair.

Desprevenidos pilló también a unos jóvenes que esperan su turno en la cola la cancelación de su vuelo de este martes a Canarias. Se enteraron con el sonido del despertador; salían a las 9 de la mañana. "Nos han mandado un correo electrónico a última hora del lunes, lo hemos visto esta mañana. Hemos intentado aplicar las alternativas que ofrecen a través de su web, pero está colapsada. Venimos a ver si conseguimos hacer algo porque ahora tenemos que llamar y cancelar lo que tenemos contratado. Vamos a intentar volar mañana para no cancelar las vacaciones. Vamos a hacer todo lo posible; coger un vuelo de otra compañía puede salir carísimo".

Algo similar ha pasado a un grupo de amigas que vuelan a Londres el fin de semana. Ryanair les propone, sin coste adicional, volar el sábado en vez del domingo. El problema: la noche extra de un hotel con tan poca antelación, no baja de los 200 euros. "No sabemos si nos lo van a abonar o no".

Los suyos son solo algunos de los testimonios de los pasajeros que estos días demandan una solución a la desesperada para que sus planes, sus vacaciones, sus cumpleaños o, incluso, una boda terminen con final feliz. Solo queda esperar.