Las siete claves del desafío independentista: posibles escenarios a una semana del 1-O

Imagen de una protesta separatista en Barcelona esta semana.
Imagen de una protesta separatista en Barcelona esta semana.
EFE
Imagen de una protesta separatista en Barcelona esta semana.

La Generalitat de Cataluña insiste en que se celebrará el 1 de octubre un referéndum soberanista, pese a que la Justicia española lo prohibió y a que el Gobierno de Mariano Rajoy lo ve ilegal. Lo que pueda pasar los próximos días es una incógnita. A continuación, siete claves que pueden explicarlo:

La respuesta de la justicia

Una día después de la convocatoria de la consulta, el Tribunal Constitucional la suspendió de forma cautelar al admitir a trámite un recurso del Gobierno español. Además, recordó a las autoridades catalanas su deber de "impedir o paralizar cualquier iniciativa que suponga ignorar o eludir la suspensión acordada".

En virtud de la resolución del alto tribunal, la Fiscalía General del Estado ordenó a la Policía actuar contra cualquier acción dirigida a la preparación y celebración de la votación del 1 de octubre.

Golpes logísticos

Desde entonces, las condiciones logísticas y materiales necesarias para celebrar la votación sufrieron diversos golpes. Las fuerzas de seguridad se incautaron de casi diez millones de papeletas, más de 1,5 millones de carteles y folletos sobre el referéndum y sobres con notificaciones a miembros de mesas electorales.

El miércoles, la Guardia Civil española desplegó un gran operativo contra el referéndum que acabó con la detención de 14 personas —entre ellos altos funcionarios del Gobierno catalán— y la incautación de gran cantidad de material sobre la consulta. El Gobierno español dio por desmantelada la logística del referéndum.

¿Y las urnas y los locales?

El Gobierno catalán admitió que el operativo de la Guardia Civil cambió "las condiciones del juego" pero insistió en que trabajará para sacar adelante la consulta y en que tiene un plan "alternativo" para garantizar su celebración. Las urnas y los locales electorales son ahora los dos elementos clave para el secesionismo.

La cesión de locales depende en buena medida de los Ayuntamientos. De los 948 que hay en Cataluña, unos 750 apoyaron el referéndum. Sus alcaldes fueron citados a declarar como investigados por la Fiscalía bajo amenaza de detención. En cuanto a las urnas, no se sabe aún dónde están. No se descarta que el Gobierno español pueda dar un golpe definitivo al confiscarlas 'in extremis' antes del referéndum.

Artículo 155: el as en la manga del Gobierno

Es uno de los artículos de la Constitución española que puede aplicar Madrid para tratar de impedir la votación. Permite al Ejecutivo español tomar "las medidas necesarias" para obligar a una región a cumplir sus obligaciones en caso de que no lo haga, lo que en este caso podría suponer la asunción de todas o parte de sus competencias.

Su aplicación sería un paso inédito en España, aunque el Gobierno catalán considera que ya se está haciendo de facto con medidas como la intervención de las cuentas catalanas para evitar que se desvíe dinero público a la organización del referéndum o la detención de responsables públicos del Ejecutivo regional.

¿Habrá votación el 1 de octubre?

El Gobierno español insiste en que no se repetirá la imagen de largas colas de catalanes esperando para votar en la consulta no oficial sobre la independencia celebrada el 9 de noviembre de 2014.

La imagen será un elemento decisivo el 1 de octubre. Tras los golpes logísticos al referéndum, se espera que ese día haya una votación más bien simbólica. Pero la foto de ciudadanos acudiendo en masa a votar o una gran movilización en la calle reforzaría el reclamo independentista.

Por otro lado, si el Gobierno no consigue paralizar del todo la votación antes de ese día, tendrá que cuidarse de evitar imágenes de policías retirando urnas o enfrentándose a votantes, otra foto de impacto internacional que podría servir al discurso separatista.

El papel clave de Barcelona y Ada Colau

La capital de Cataluña es uno de los lugares clave en la crisis: en la ciudad, una de las más turísticas y conocidas a nivel internacional, viven 1,6 millones de los 7,5 millones de habitantes que tiene la región.

Todas las miradas apuntan por eso a la alcaldesa izquierdista Ada Colau y su grado de colaboración con el referéndum. Tras sus reparos iniciales a facilitar locales municipales para la votación, anunció un "acuerdo" con el Gobierno catalán para permitir el sufragio en la ciudad, aunque hasta ahora no se precisaron los términos del pacto.

¿Habrá declaración de independencia?

La gran incógnita pasa por saber lo que ocurrirá a partir del 2 de octubre. El plan de los independentistas es proclamar la secesión de España en las 48 horas posteriores al anuncio del resultado del referéndum si éste es favorable al sí.

Sin embargo, esa declaración carecería de reconocimiento internacional y podría ver mermada su legitimidad si hay una baja participación en el referéndum. Es el escenario probable, tomando en cuenta los problemas logísticos y que muchos partidarios del "no" a la independencia no acudirán a votar porque consideran ilegal la consulta.

El Gobierno catalán no fijó un porcentaje de participación mínimo para dar por buena la consulta. Desde la entidad civil separatista Asamblea Nacional Catalana (ANC), su presidente, Jordi Sànchez, dijo que se sentirán cómodos "con cualquier resultado de más de dos millones de votos favorables a la independencia".

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