"El cambio de clima hacia la sequía nos obligará a enfrentar incendios cada vez más graves"

Juan Picos Martín, director de la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidad de Vigo.
Juan Picos Martín, director de la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidad de Vigo.
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Juan Picos Martín, director de la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidad de Vigo.

Las dudas que nos acechan después de los cientos de incendios que han calcinado y siguen calcinando el norte y noroeste de España son muchas. Para solucionarlas, en 2ominutos hemos contactado con Juan Picos Martín, director de la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidad de Vigo. Precisamente, Pontevedra es unas de las provincias más afectadas por las llamas y el centro urbano de Vigo también ha sufrido grandes desperfectos.

¿Por qué siempre que se habla de incendios Galicia es protagonista?

Realmente el noroeste de la Península Ibérica que es norte de Portugal, Galicia, norte de Castilla y León y Asturias, pues es probablemente uno de los sitios donde siempre hay mayor incidencia de incendios, pero desde épocas prehistóricas porque tienen unas características que lo hacen así.

Por su clima, crece mucha vegetación porque es una zona relativamente más húmeda, pero hay sequía en verano; y en el fondo nuestra cultura rural ha ido teniendo que desprenderse del matorral que lo invadía (en otras partes de españa por ser mas de secano no crece tanto) y nuestro mundo rural ha utilizado el fuego como una herramienta casi inmemoriable.

Entonces, en esa coexistencia de un clima propicio para que cuando hay sequía pueda haber incendios, una vegetación que crece exuberante y un uso tradicional del fuego hace que esta esquina aparezca en todas las estadísticas siempre que hay incendios. Otra cosa es que de vez en cuando tengamos episodios catastróficos como este.

¿Y tiene solución? Porque la política contra incendios que existe desde hace años parece que no termina de atajar este problema...

Es un problema muy arraigado aunque solo sea por esos tres factores. Entonces, a lo que se puede aspirar es a tenerlo bajo control. El fuego cero aquí no va a existir porque aunque fuera accidentalmente ya los habría.

Lo que tendríamos que intentar es mantener el riesgo lo más bajo posible y ahí sí que podemos hacer cosas: realizar una gestión de la vegetación vinculada a un aprovechamiento económico —bien agrícola, ganadero o forestal— que permita, sin invertir ingentes cantidades de dinero, mantener el combustible con un cierto control; además de intentar, mediante educación en aquellas causas en las que sea negligencia, y mediante persecución en las que sea con mala fe, evitar que haya comienzos de incendios.

El clima ya va a ser más dificil de modificar y, al contrario, va a volverse en nuestra contra. A ese respecto estás perdiendo cuando hay una sequía tan tardía y de extremo como tuvimos ayer. Esto puede ser un aviso de que por ese lado se nos viene un factor a la contra y tendremos que trabajar en los otros dos para compensar.

¿Los ciudadanos de estas zonas deberían estar entonces más preparados para saber cómo actuar en una situación de riesgo como esta?

Sí, hay una parte de la sociedad que ya no es rural, que es urbana o periurbana y que aunque ellos digan que están viviendo en las zonas rurales siguen siendo urbanos porque en el fondo solo utilizan una casa que está en el medio del monte como residencia y, por tanto, ya desconocen el comportamiento contra riesgos como los incendios. Cosa que nuestros abuelos estaban más habituados a enfrentarse a ellos.

Además, el incremento de vegetación y el cambio de clima hacia momentos de más sequía y mayor problemática asociada al clima, nos va a obligar a cada vez enfrentar incendios más graves. Por lo tanto, yo creo que tenemos que asumir dentro de esta convivencia de control del problema del fuego una cierta formación de nuestra gente para evitar que se den situaciones de altísimo riesgo.

Se intuye que la mayoría de estos incendios pueden ser provocados ¿Cómo se explica esto?

Sobre estos que han ocurrido estos días yo creo personalmente que a dia de hoy nadie ha estudiado los orígenes y es un poco aventurado. Pero llevamos, al menos yo, muchos años viviéndolo y al final siempre se dice que hay un porcentaje relativamente elevado (prácticamente el 90%) que tiene la mano del hombre detrás, pero eso no quiere decir que el hombre quisiera causar un incendio y menos de esta dimensión.

Una cosa es querer hacer un fuego funcional que te valga para limpiar unos restos vegetales o incluso una ladera de vegetación y otra cosa es lo que tu estuvieras queriendo es un fuego de casi 4.000 hectáreas que llega hasta Vigo.Entonces, una cosa es que esté el hombre detrás y otra es que realmente haya una intencionalidad clara para generar estos problemas.

También es cierto que en determinados momentos alguien debería entender que con una sequía como la que tenemos, estar manejando el fuego por cualquier circunstancia ya es un problema en sí mismo. Pero hay un pequeño matiz entre querer causar el fuego y entre querer causar el incendio.

¿Para acabar con esta lacra qué se debería hacer? ¿Endurecer las penas, por ejemplo?

Las penas que hay ya son muy severas. El único problema es la capacidad probatoria. Cuando se es capaz de encontrar a la persona que lo podría haber causado hay que demostrar que fue esta y no otra quien lo estaba causando y prácticamente presupone que, o lo coges haciéndolo o las envidencias en su contra son demoledoras y más en un delito que se quema con el propio delito.

Por tanto, creo que no es un problema tanto de endurecer las penas como de trabajar más con las investigaciones de causas, con los agentes forestales y la Guardia Civil, para intentar determinar y establecer cuáles son las causas y de ahí ver si somos capaces de localizar algunos responsables.

Después de lo ocurrido en junio en Portugal... ¿No debería haberse prevenido mejor un incendio de este calibre?

Claro que hay cosas en las que teníamos que habernos esmerado más, independientemente de que hay una parte que no controlas. Sí que habría que haber puesto más atención sobre todo en aquella áreas más cercanas a viviendas o a ciudades, porque son en las que se acaban causando problemas más graves. Hay que trabajar mucho esas cercanías de las casas de poblaciones y ordenar un urbanismo que se está metiendo cada vez más en el monte sin las suficientes medidas de protección.

Las condiciones meteorológicas (sequía, calor, viento...) no han ayudado a prevenirlo pero, ¿el abandono de los montes podría ser otra de las causas?

Esas no las puedes negociar. Obviamente eso no ha ayudado. Al final solo puedes manejar aquellos parámetros que están en tu mano y los que si están no puedes arreglarlos desde la semana anterior, sino desde meses antes y todo lo que hagamos ahí va a ser poco.

La extinción es la cura del enfermo: cuando el enfermo ya tiene un ataque y le tenemos que dar un medicamento para revertirlo. La prevención es la vacuna: tener unas circunstancias mejores para revertir el ataque cuando ocurre. Pero yo creo que por lo hay que apostar es por que el enfermo esté totalmente sano, eso lo hará más fuerte. Entonces no solo es un problema de desbrozar y limpiar alrededor de las casas para que ahí no haya vegetación (esto sería la vacuna).

Yo creo que lo que hay que hacer además es que el enfermo, el medio rural y la organización del territorio esté sano y eso supone una gestión de bienestar sostenible, fomentar que los agricultores establezcan y tengan explotaciones y que les sean rentables... eso es nos va a hacer tener un medio rural sano y, por tanto, menos propenso a sufrir estas enfermedades que ahora nos disgustan tanto.

¿Usted cree que con el despido de los 436 brigadistas a hace apenas 15 días se demuestra precisamente esa falta de previsión?

Hasta donde yo se todos los 30 de septiembre hay una parte del dispositivo que finaliza sus tareas. Y, además, la semana pasada hubo una prórroga de algunos de ellos, lo que no se es de cuántos. Lo que sí que es un hecho es que cada vez más los otoños pasan a ser época de alto riesgo, con esto del cambio climático, y el riesgo lo que está haciendo es aparecer alto durante más periodo.

Entonces, desde el punto de vista administrativo va a haber que revisar cómo son esos periodos de movilización precisamente para que no ocurran estas cosas. Es un problema que hay que atajar con profundidad.

También se achaca muchos los incedios al eucalipto... ¿Qué relación tiene realmente con ellos?

Acabo de escuchar a mi compañero de Greenpeace decir, y suscribo sus palabras, que realmente no es un problema de la especie, sino de como se gestiona: donde se planta y cómo se mantiene. Y que haya o no eucaliptos no es lo que condiciona la existencia o no de los incendios.

Tanto el ecucalipto, como el pino... no es un problema de especie sino de estructura. Evidentemente influye que haya una buena gestión forestal con eucalipto viendo donde se debe prohibir o donde se deba mantener.

Entonces, ¿es verdad que arde antes un eucalipto?

Es una evidencia no siempre soportada científicamente. Es decir, tienes que comparar las epecies en las mismas condiciones y no siempre se pueden comparar en las mismas condiciones. En un terreno seco no vas a poder plantar roble, pero sí eucalipto. Pues si el incendio se da en un terreno que está más seco lo normal es que arda antes un eucalipto porque el roble no podría siquiera vivir allí.

Hay varios factores para que sea determinante, puede influir... además un eucalipto jóven contiene más agua y arde peor que uno que está más seco porque está en una zona donde no se ha debido plantar, arde mucho más. Es un fenómeno tan complejo que la especie no es lo único en lo que deberíamos fijarnos. Es importante pero es un ingrediente más de la ensalada.

¿El problema entonces es que se abusa demasiado de ellos y en zonas que no están preparadas?

Seguramente, y tengo constancia de ello porque los he visto, hay sitios donde no deberían estar plantados por sus propias características, incluso desde el punto de vista de la producción. Y, a veces, hace falta un poquito más de formación a las personas porque al final lo que queda es el eucalipto que está relativamente seco y es más propenso a arder.

¿Qué opina sobre que la Ley de Montes permita recalificar terrenos quemados para fines urbanísticos? ¿Podría ser otra causa de los incendios?

Ahí hay muchos menos matices. Donde se puede urbanizar ya se puede sin incendio. Y donde no, si un monte arde, durante 30 años tampoco se va a poder hacer nada salvo que el Gobierno apruebe una ley y lo declare de utilidad pública como para un trayecto del AVE. Por lo tanto hay más mitología que realidad en esto. Incluso lo que puedo acabar creyendo es que alguien crea que si quema va a poder edificar y nos encontremos con el incendio y encima no pueda llevar a cabo sus planes. Los incendios no se producen porque uno quiera hacer una casa donde no le dejen.

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, achaca los incendios a Portugal, ¿Tiene sentido que lo haga?

Algún incendio de los portugueses grande ha pasado y ha seguido siendo grande en Galicia. Además el viento ha permitido eso. Pero esto no explica todo. Ha pasado, pero es puntual. Hay incendios en Lugo o en zonas alejadas de la frontera, que obviamente no son portugueses.

¿Cómo se recuperan ahora los montes?

En esas miles de hectáreas calcinadas va a pasar como si estuviéramos hablando de un efecto sobre población. Hay que hacer un poco el triaje que se hace con los heridos: decir cúal es más grave, cuál se recupera por sí mismo en observación... Y valorar las zonas que han ardido, con cuánta intensidad y con cuánta rapidez.

Afortunadamente el sistema de investigación pública forestal de Galicia, empezando por la universidad donde yo trabajo, ya sabemos cómo catalogar al enfermo y ya tenemos una idea de lo que se puede hacer. Lo importante es ponerse manos a la obra cuanto antes.

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