Ser alemán y el rey del humor es posible: David Safier (Bremen, 1966) lo ha demostrado novela a novela. Con su primera obra, Maldito Karma, acabó con el tópico de seriedad teutona, y lo dejó claro con las siguientes. Vuelve a España con su última novela, Y colorín colorado...Tú (Seix Barral).

¿De dónde surge la idea del libro: que una mujer pinte un príncipe y que se haga realidad?

Siempre me ha fascinado la idea de poder cambiar la realidad. Luego me surgió la de dibujarla. Y me pregunté qué pintaría una mujer de 30 años. Y pensé: un príncipe de cuento, pero no el azul clásico de Cenicienta, sino uno actualizado.

¿Cierta crítica al príncipe clásico de cuento de hadas?

Ella imagina un príncipe azul, pero se da cuenta de que puede ser una heroína ella misma. Y el príncipe se da cuenta de que no tiene por qué ser un hombre fuerte para ser amado. No es una crítica, es un cambio de la idea que se tiene.

¿Hay algo también de protesta personal: no tengo que ser fuerte por ser hombre?

Ya de niño supe que no iba a ser fuerte, así que nunca me he metido en ese terreno de juego. Siempre me he preguntado por qué tenemos que repartir características en función del género, los dos pueden tener cualquiera. Y me hace más gracia hacerlo con un personaje que parezca sacado de Juego de Tronos que con un trabajador social.

Un hombre ¿qué dibujaría?

Depende del tipo de hombre. Pero conociendo a la mayoría: una mujer muy guapa y no muy fuerte. Las mujeres en las películas de acción son sexis, fuertes y divertidas pero acaban subyugadas bajo la historia del hombre. Siempre sirven para adornar la historia del héroe, el hombre. Las mujeres sirven para potenciar al hombre en esas películas. El hombre que va a dibujar a esta mujer tendrá veintitantos años.

¿Y con 40 años?

Me pillas fuera de juego, llevo con mi mujer desde los 25 años, pero probablemente dibujarían lo mismo que con 29. Lo que ocurre es que entonces la mujer sería mucho más joven que tú.

¿Se ríe cuando escribe?

Tienes que pulir más lo humorístico que un drama. Que un gag funcione da mucho trabajo. A veces sí me río, y no suele ser de lo que más se ríen los lectores.

Como en la vida, que suele ser más fácil hacer llorar que reír.

Pocas veces he hecho llorar a alguien, se me da bien que se rían. A excepción de mis dos hijos que dicen que todo lo que hago es horroroso. Tienen 22 y 18 años, no son tiempos fáciles y encontrarse en este mundo no es sencillo. Están probando a convertirse en adultos. Con 50 sigues probando, pero ya no estás tan frustrado por no ser adulto.

¿Se sigue buscando?

Sí, pero me tranquiliza darme cuenta de que no estoy solo con mis problemas. Todos están igual, hasta los que dicen que lo tienen todo y que están muy bien.

¿Varía mucho la manera en que se recibe el humor según el país?

A los latinos les gusta el humor, pero también hay chinos que me dicen que les encantan mis libros. Bueno eso es lo que me dicen, no he dicho que se rían. Y en Alemania con este corte humorístico solo se escriben las mías, lo que más tenemos es ciencia ficción.

Ya que habla de su país, ¿cómo se percibe la situación actual española?

Con preocupación. En Alemania existe un deseo de mayor unión. Por eso tenemos dificultades para entender lo que ocurre.

Si le digo que Merkel es la antiprincesa Disney...

Se la vota porque es diferente a los hombres, no está llena de testosterona y es tranquila. Siempre se busca a un padre fuerte, pero parece que los alemanes han buscado a una madre fuerte.