El XIX Congreso del Partido Comunista de China aprobó este martes incluir el "pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una nueva era" en la Constitución de la formación, elevando la figura del presidente al nivel de históricos antecesores como Mao Zedong y Deng Xiaoping.

Los cerca de 2.300 delegados del PCCh presentes en la ceremonia de clausura del Congreso aprobaron a mano alzada y por unanimidad la inclusión del "pensamiento Xi", un acto simbólico que da mayor poder y prestigio al máximo líder del Partido y presidente del país.

Sus dos inmediatos antecesores en la cúspide del régimen, Jiang Zemin y Hu Jintao, también tienen teorías incluidas en los estatutos del Partido, aunque no son conocidas como "pensamiento Jiang" o "teoría Hu" y se aprobaron cuando éstos ya se retiraban del poder, una muestra de la mayor influencia política que Xi ha amasado.

El propio Xi clausuró el Congreso subrayando que los cambios estatutarios y otras decisiones tomadas estos días persiguen "una misión histórica para el Partido Comunista de China en una nueva era" y buscan completar la consecución de una sociedad modestamente acomodada y un país modernizado.

Los cambios son "una guía para la acción", explicó el presidente y secretario general del Partido, quien también destacó la aprobación en el XIX Congreso de un nuevo Comité Central para dirigir la formación.

"China está mostrando su belleza en el escenario y los nuevos líderes están llenos de energía", subrayó el presidente, quien prometió que "esta nueva era estará llena de confianza, debemos ser valientes y apasionados".

Desde su llegada al poder en el 2012, Xi ha centrado sus esfuerzos en paliar una corrupción que se había convertido en uno de los lastres más pesados para la sociedad china. En solo cinco años, unos 170 dirigentes de PCCh han sido cesados por verse involucrados en prácticas contrarias a las bases de la formación.

Se trata de una purga de tal magnitud que ya ha sido equiparada a la realizada en tiempos precisamente de Mao. Además, el actual presidente también se ha encargado de restructurar el ejército: en torno a 60 altos mandos serán despedidos o reubicados en los próximos meses.

Con esto, Xi Jinping pretende que, aunque él siga en el poder, se genere una nueva generación de políticos que asegure el futuro de China, lejos de la corrupción y la mala práxis, mostrada durante mucho tiempo sobre todo en las altas esferas del partido.

Según se ha mostrado en el último congreso del PCCh, Xi sale reforzado no solo en su forma de gobernar. La visión de futuro del presidente ha convencido al resto de la formación, y aunque la oposición le acusa de fomentar el culto a la personalidad, los cinco años que lleva de mandato le han servido para erigirse como uno de los líderes más certeros de la historia de China.