Una mujer de California ha dado a luz el pasado diciembre a dos niños que no eran del mismo padre y que ni siquiera fueron concebidos en la misma fecha. Llevaba unos meses embarazada por gestación subrogada cuando concibió otro niño tras tener sexo con su pareja. Los padres, obligados por contrato a entregar al primer niño, han podido recuperar al segundo solo tras una batalla legal.

Según publica el diario estadounidense The Washington Post, el caso comenzó el año pasado, cuando Jessica Allen, de 31 años de edad, fue contratada por una pareja china para tener un niño por gestación subrogada, una práctica regulada por la ley en ese estado. Firmó un contrato por 30.000 dólares (casi 26.000 euros) con la empresa californiana Omega Family Global y en abril de 2016, tras una fertilización in vitro, se quedó embarazada.

Seis semanas después, la ecografía de control reveló que tenía en su vientre un segundo feto. Los médicos asumieron que se trataba de un gemelo y la pareja contratante añadió 5.000 dólares a los honorarios de la madre de alquiler.

En diciembre de ese año dio a luz a los dos bebés por cesárea, que fueron inmediatamente separados de la madre, que por contrato tuvo prohibido verlos. Solo recibió después una foto en el móvil, en el que se percató de que los gemelos no eran iguales.

Hacia enero, ese detalle le dio un vuelco al asunto: unos exámenes de ADN confirmaron que uno de los bebés era de la pareja contratante, pero que el otro era de la propia Allen y de su pareja, con la que había mantenido relaciones sexuales usando preservativos, que no resultaron ser eficaces para evitar el embarazo.

Este tipo de casos reciben el nombre de superfetación, en los que una mujer concibe otro feto cuando un primer embarazo ya está en marcha, son muy raros y la ciencia los trata con escepticismo. De acuerdo con The Washington Post, se conocen solo unos 10 casos en la historia de la medicina contemporánea.

Así que los Allen libraron una larga batalla legal para recuperar a su hijo, y presentaron una demanda en la que además exigieron 22.000 dólares como indemnización.

La negociación fue ardua, con abogados de las tres partes (los Allen, la empresa y la pareja contratante) peleando en los juzgados. Los padres chinos incluso consideraron poner en adopción al segundo hijo para recuperar algo del dinero que se estaban gastando en el lío legal.

Finalmente, el pasado 5 de febrero los Allen se pudieron reunir en California con su hijo, al que han rebautizado como Malachi.

"No me arrepiento de haber sido una madre de alquiler porque ello equivaldría a renegar de mi hijo", dijo Allen al diario. "Solo espero que otras madres que están considerando la gestación subrogada puedan aprender algo de mi experiencia".