Alicia Giménez Bartlett: "Las mujeres tenemos complejo de culpa desde Adán y Eva"

  • "Si quieres que alguien te preste atención, tienes que decir alguna impertinencia", dice la autora que acaba de publicar 'Mi querido asesino en serie' (Destino).
  • "Hay a quien le gusta ser invisible, a mí me gusta, porque así puedo observar mejor".
  • "Tenemos una manera superficial de entender el amor que no deja de ser miedo".
Alicia Giménez Bartlett durante la entrevista
Alicia Giménez Bartlett durante la entrevista
JORGE PARÍS
Alicia Giménez Bartlett durante la entrevista

Llegada al género por casualidad, no por entusiasmo, celebra Alicia Giménez Bartlett 20 años con una serie que le ha dado más honores que cualquier otra literatura y publica Mi querido asesino en serie (Destino).

¿Echaba de menos a Petra?

Sí, la cogí con ganas. Eso sí, el día que vea que me estoy imitando se acabará Petra.

"Nos lo han enseñado bien", dice Petra cuando va a un centro de estética... ¿Hay que estar guapas por encima de todo?

Cuando abren una tumba los arqueólogos lo primero que encuentran es un collar y unos pendientes. No está tan mal preocuparse por la apariencia, lo malo es ser una mujer florero.

¿Cuando tienes a un hombre delante a partir de cierta edad la mujer ha de hablarle de una manera determinada para que le haga caso? Eso dice su personaje...

Es la verdad. Ya hace años empezó a hablarse del síndrome de la mujer invisible a los 50 años. Pero eso se puede contravenir con tu actitud. Si quieres que alguien te preste atención tienes que decir alguna impertinencia o romperle esa especie de aprensión que tiene hacia ti.

Igual esa invisibilidad ya empieza a los cuarenta...

No, a los 40 es le plenitud de la belleza según los nuevos cánones. En cualquier caso hay a quien le gusta ser invisible. A mí me gusta, así puedo observar mucho mejor a los demás.

¿Es la social la vertiente que más admira de la novela negra?

Sí, porque el juego del asesino únicamente no me interesa. Me gusta cuando te hace reflexionar sobre la realidad, y sin hacer una tesis sobre ello ni una doctrina.

¿Qué le gustaría que quedara de la realidad que refleja en sus obras?

De Petra me gustaría que quedara que es hija de sus tiempos, como yo. Muchas mujeres hemos sido hijas de nuestro tiempo. Fui reivindicativa en la facultad, rebelde cuando empecé a escribir, luego me fui aburguesando. Y bastante además. Después me he vuelto campestre, solitaria, individualista; un poco lo que ha marcado la sociedad.

¿Cómo encajaba usted en la España de Franco?

Nací en el 51, así que Franco vivió durante toda mi infancia. Mi padre era republicano represaliado y viví un ambiente familiar no de venganza, porque mi padre era muy pacífico, pero sí de escepticismo, lo que me ha hecho ser escéptica a mí también.

¿Le recuerda al presente ese clima de escepticismo?

Sí, pero antes el escepticismo venía solo del poder, no creías en el poder. Ahora se extiende a todos los niveles: social, afectivo... La gente no confía en nada ni nadie, no creen en el amor, en el arte o la amistad.

¿Se ha extendido a nuestra capacidad de amor?

Sí, yo creo que sí, la gente dice: para qué buscar... Esa manera superficial de ver el amor que no deja de ser miedo.

¿Tenemos más miedo ahora?

Sí, porque antes teníamos unas líneas marcadas mucho más claras: estabas contra el poder, la amistad era importantísima, la familia era sospechosa y la libertad era básica. Hoy es más importante tener lo individual bien claro.

¿Se imaginó como pionera de novela negra?

Estaba segura de que quería ser escritora, porque era mi idea desde niña, pero que sería la primera del género negro, no. No me apasionaba como género. Fue después de leer una autora, Patricia Corwell, que vi que tenía muchas posibilidades.

¿Quería cargarse al hombre tipo de la novela negra?

Desde luego. Todas las mujeres eran medios tontas en estos libros, y todavía las hay.

¿Sigue creyendo que o eres feminista o eres gilipollas?

Sigo pensando lo mismo, aunque hemos avanzado mucho.

¿Y por qué seguimos consintiendo cobrar menos que ellos?

Porque la mujer tiene hijos. Somos más frágiles por culpa de la maternidad. A mí no me cambió pero me hizo más frágil. Era joven y me parecía natural; ahora se da una importancia excesiva a ser madre. Y todo es porque la natalidad es baja.

¿Y por qué nos creemos el discurso?

Porque tenemos un gran complejo de culpa heredado de madres a hijas. Tenemos complejo de culpa desde Adán y Eva.

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