El ejército se rebela contra Mugabe y toma el control de Zimbabue

  • Washington y Londres recomiendan a sus ciudadanos no salir a la calle.
  • El país africano atraviesa un momento de gran tensión política.
  • Mugabe, de 93 años, está en el poder desde 1980.
Un blindado del ejército bloquea la calle del Parlamento en Harare (Zimbabue). Tres ministros del Gobierno fueron detenidos por los militares que han tomado las calles de la capital.
Un blindado del ejército bloquea la calle del Parlamento en Harare (Zimbabue). Tres ministros del Gobierno fueron detenidos por los militares que han tomado las calles de la capital.
Aaron Ufumeli / EFE
Un blindado del ejército bloquea la calle del Parlamento en Harare (Zimbabue). Tres ministros del Gobierno fueron detenidos por los militares que han tomado las calles de la capital.

Las Fuerzas Armadas de Zimbabue se rebelaron este miércoles contra el Gobierno de Robert Mugabe y tomaron el control del país, tras confinar al presidente en su casa y arrestar a varios de sus ministros, todos ellos identificados con la facción del oficialismo alineada con la primera dama, Grace Mugabe.

Aunque que los portavoces militares insistieron, en un mensaje televisado la pasada madrugada, en que no se trata de un golpe militar para tumbar al Ejecutivo, sino de una operación contra "criminales" del entorno del mandatario, el presidente de la vecina Sudáfrica, Jacob Zuma, confirmó que Mugabe se encuentra retenido en su residencia, pero que "está bien".

"Esto no es una toma militar del Gobierno. Lo que estas fuerzas quieren es pacificar una situación degenerada política y socialmente en nuestro país que, si no es tomada en cuenta, podría resultar en un conflicto violento", afirmó un portavoz castrense en esa intervención, único pronunciamiento oficial realizado hasta ahora por las fuerzas sublevadas.

"Tan pronto como hayamos cumplido nuestra misión esperamos que la situación retorne a la normalidad", agregaron y llamaron a todas las fuerzas de seguridad a "cooperar" por el bien del país.

Relativa calma

Los militares bloquearon los accesos a los edificios oficiales y confinaron a Mugabe en su residencia.

Pese a la incertidumbre política, las calles permanecieron en relativa calma, según medios locales, que durante la noche entre el martes y el miércoles habían reportado algunas explosiones aisladas en la capital, Harare, de procedencia desconocida.

Durante la jornada, como confirmaron medios locales, se arrestó a tres ministros: el de Educación, Jonathan Moyo; el titular de Local, Obras Públicas y Vivienda, Saviour Kasukuwere, y el de Finanzas, Ignatius Chombo.

Todos ellos son afines a las aspiraciones políticas de la primera dama, quien sonaba como candidata a vicepresidenta después de que su marido destituyese del cargo la semana pasada a Emmerson Mnangagwa.

Precisamente, la expulsión del vicepresidente -un incondicional del partido gobernante y veterano de guerra que estaba en las quinielas para suceder a Mugabe (de 93 años y en el poder desde 1980)- se interpreta como el detonante principal de la crisis.

Tanques en Harare

La escalada de la tensión había comenzado el martes, cuando varios tanques fueron vistos en dirección a Harare.

Un día antes, el jefe de las Fuerzas Armadas del país, Constantine Chiwenga, había advertido en una comparecencia pública de que se tomarían "medidas correctivas" si continuaba lo que consideraba una purga de los miembros veteranos en el partido que lidera Mugabe, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF).

"Es pertinente reiterar que las fuerzas de defensa de Zimbabue permanecen como el principal depositario en lo que respecta a los logros de la lucha por la liberación. Y cuando estos están amenazados estamos obligados a tomar medidas correctivas", aseveró Chiwenga, flanqueado por los líderes del Ejército y las Fuerzas Aéreas.

Mnangagwa, por su parte, había huido a Sudáfrica la semana pasada y, en un comunicado, había afirmado: "Pronto controlaremos los resortes del poder en nuestro bello partido y país".

Las palabras del jefe de las Fuerzas Armadas fueron consideradas en el país como un ataque directo a la facción del ZANU-PF alineada con Grace Mugabe, quien desempeñó un rol determinante en la salida de Mnangagwa, tras meses de ataques verbales.

La mujer de Mugabe

Al contrario que el exvicepresidente, la mujer de Mugabe, de 52 años, y sus aliados no sirvieron en la guerra por la independencia del país.

De hecho, la Asociación Nacional de Veteranos de la Guerra de Liberación de Zimbabue (ZNLWA, en sus siglas en inglés) exigió la dimisión del presidente, en una muestra clara de la polarización que viven las élites políticas y militares zimbabuenses.

La primera dama, sin embargo, cuenta con el respaldo de las influyentes facciones de las juventudes del partido y de las mujeres.

Mientras, la comunidad internacional sigue con atención los acontecimientos y pide una solución pacífica a la crisis.

Tanto la Unión Africana como la Unión Europea, gobiernos nacionales a título particular y organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional, manifestaron su preocupación por el respeto a los principios constitucionales y a los derechos humanos en el país.

Cierre de la embajada de EE UU

Entre tanto, la embajada de Estados Unidos en Zimbabue ha pedido a sus trabajadores y ciudadanos que se queden y trabajen desde casa este miércoles ante la incertidumbre política por los informes de un supuesto intento de golpe.

Según un comunicado de la legación diplomática estadounidense, la embajada tendrá un personal mínimo y estará cerrada al público el miércoles.

La embajada alienta a los ciudadanos de EE UU en Zimbabue a refugiarse en sus lugares de residencia hasta nuevo aviso, y que estén atentos a las noticias y las notificaciones de la legación.

El comunicado añade que las manifestaciones que pretenden ser pacíficas pueden tornarse conflictivas y convertirse en violentas, por lo que alerta de que se tenga cuidado cerca de grandes reuniones, protestas o manifestaciones.

Evitar las críticas a Mugabe

El Reino Unido, por su parte, también ha recomendado a sus ciudadanos en Harare que permanezcan en sus casas ante la situación política incierta que vive el país africano, incluidos informes de "actividades militares inusuales".

El Gobierno británico agregó en un comunicado que se mantengan en lugares seguros "hasta que la situación se vuelva más clara".

La nota pide a los británicos en Harare que eviten la actividad política, incluidas las discusiones en lugares públicos y las críticas al presidente Mugabe.

También deben evitar todas las manifestaciones y mítines, al recordar que las autoridades "a veces han usado la fuerza para reprimir manifestaciones".

37 años en el poder

El nonagenario presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, visto por muchos países occidentales como un dictador impenitente, se encuentra al borde de perder el poder tras ejercerlo durante más de tres décadas.

Sea como sea y tras 37 años en el poder, desde 1980, parece que sus horas como presidente zimbabuense están contadas. La imagen de Mugabe se ha ido transformando con el tiempo, al pasar de ser visto inicialmente como un héroe de la independencia a ser acusado de recurrir al fraude electoral y a la represión de los opositores para mantenerse en el poder.

En el proceso electoral de 2008, al menos 200 seguidores del opositor Movimiento por el Cambio Democrático (MDC) fueron asesinados y miles de personas torturadas en una ola de violencia que sumió al país en una profunda crisis. Entonces Mugabe subrayó que "solo Dios" podía apartarle del poder.

Nacido el 21 de febrero de 1924 cerca de Harare, Mugabe, hijo de un carpintero y una maestra, se formó en escuelas maristas y jesuitas hasta convertirse en profesor, y estudió varias carreras -la de Derecho entre ellas- a través de cursos por correspondencia.

El estadista comenzó su lucha política a los 36 años y militó en varios grupos en la incipiente lucha independentista zimbabuense del Reino Unido, por lo que fue encarcelado en 1964.

Mugabe pasó una década en prisión, se vio obligado a vivir en el exilio y fue uno de los firmantes de los "acuerdos de Lancaster House", que enterraron a la antigua Rodesia y dieron pie a la nueva República de Zimbabue, que vio la luz en 1980.

En las primeras elecciones, se convirtió en el jefe de Gobierno de la naciente república, cargo que fue abolido en 1987 para crear el de presidente, el puesto que ha ocupado hasta la fecha tras varias elecciones de dudosa credibilidad.

Durante su mandato, Mugabe ha tomado decisiones muy polémicas, como las expropiaciones, iniciadas en el año 2000, de miles de granjas a propietarios blancos en una reforma agraria caótica, a fin de distribuir la tierra entre la población negra del país.

Hombre de dura retórica, el veterano estadista, que acusa a sus críticos de ser "traidores", no ha ahorrado diatribas para insultar a potencias occidentales como EEUU o el Reino Unido -la antigua metrópoli-, al acusarles de fabricar "diabólicas mentiras" sobre él y a cuyas sanciones atribuye el pésimo estado de la economía.

También ha causado notable indignación internacional su fobia hacia los homosexuales, que considera "peores que los cerdos". Consciente de la necesidad de cambio y apaciguado tal vez por la edad, el presidente de Zimbabue, ataviado normalmente de riguroso traje oscuro y corbata, inició en los últimos años una campaña para transformar su imagen.

En varias entrevistas, Mugabe, que profesa con fervor el catolicismo, se ha mostrado afable, ha hablado con cariño de sus cuatro hijos, ha admitido el amor que siente por su esposa, Grace (40 años más joven), y ha recordado a su primera mujer, Sally, que murió en 1992.

Los rumores sobre la salud de Mugabe son constantes, y además se han visto alimentados por sus últimas apariciones en público, en las que siempre va agarrado del brazo de su esposa.

Aunque finalmente no parece que será su salud la que le aparte del poder, sino las rivalidades en su propio partido, causa de la posible asonada militar en curso para impedir que su mujer, Grace, "herede" su mandato.

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