El Ayuntamiento de Barcelona ha expropiado el edificio de la antigua Cooperativa del Segle XX, situado en el barrio de la Barceloneta, de manera que se convierte en titularidad municipal y da "respuesta a una antigua reivindicación vecinal que pedía que el edificio volviera a ser para el vecindado", ha anunciado en un comunicado este domingo.

El edificio, de estilo expresionista, fue proyectado en 1939 y está en desuso desde los años 90, cuenta con cuatro plantas y 572 metros cuadrados de superficie y desde 2006 el movimiento vecinal ha reivindicado "recuperar el patrimonio cooperativo y que pueda convertirse en un equipamiento de barrio".

La concejal del distrito de Ciutat Vella, Gala Pin, ha visitado el edificio y ha explicado que el consistorio ya ha depositado los 670.000 euros que ha costado la expropiación, por lo que "ya es propiedad del Ayuntamiento".

A partir de ahora el Gobierno municipal iniciará todas las actuaciones necesarias para determinar el estado del edificio, redactar los proyectos necesarios para rehabilitarlo y ejecutar las obras que deben hacer en el edificio para acoger futuros equipamientos, y a principios de 2018 se iniciará el proceso para definir los futuros usos de este espacio junto a vecinos y entidades.

Durante los últimos años el movimiento vecinal ha elaborado varias propuestas sobre el destino del edificio, que el Ayuntamiento aprovechará e iniciará un ciclo de debates para concretar la propuesta para el equipamiento, aunque ya ha avanzado que estará orientado a la cultura y a los jóvenes del barrio.

La Sociedad Cooperativa de Consumo Segle XX se fundó en 1901 por un grupo de cien asociados. La entidad, en un primer momento, se organizó alrededor de una tienda de víveres y se dedicaba a la gestión popular del consumo en un momento en que la clase obrera contaba con unas condiciones económicas muy malas y  había una gran fractura social.

El funcionamiento del espacio hacía que los socios empezaran a pagar una cuota y, cuando pasaba un periodo de tiempo, pudieran empezar a adquirir productos de la cooperativa. Además, la cuota también servía para cubrir enfermedades, pensiones de vejez o viudedad y solidarizarse con causas humanitarias cómo, por ejemplo, ayudar a las familias de los marineros muertos en naufragios.

Con el paso de los años, la cooperativa fue incrementando su actividad y se abrió un horno de pan, un café-tasca y una sucursal de la tienda de víveres a la calle Atlàntida, 25. A finales de los años veinte, el edificio llegó a su máximo esplendor. En aquel momento contaba con unos 300 socios y tenía su propia moneda.

Con la llegada de la República, la entidad pasó a llamarse Cooperativa Obrera y Popular del Segle XX. Posteriormente, la Guerra Civil paró su actividad y el edificio fue destruido por un bombardeo en enero de 1939, el día antes de la ocupación por parte de las fuerzas franquistas de la ciudad de Barcelona.

Durante los primeros años de la dictadura, una junta rectora asumió los cargos de las deudas de la entidad, consiguió un crédito e inició la compra del solar y la construcción de un nuevo edificio de tres plantas, que se inauguró en 1941. La actividad fue girando hacia el alquiler de locales del edificio y a la organización de actividades sociales y culturales.

El bar se convirtió en el punto de encuentro donde se reunían muchos pescadores del barrio y el punto fuerte de la entidad, mientras que el horno de pan cerró y la tienda funcionaba abajo ritmo. A la década de los 80 la actividad cooperativa se fue desvaneciendo.

El año 2006 empezó una campaña vecinal para recuperar el Segle XX por el barrio y para esclarecer las condiciones de su disolución y la propiedad del inmueble. El año 2014, el Ayuntamiento de Barcelona inició los trámites para poder expropiar el edificio que han finalizado este mes. La campaña para recuperar el edificio dio lugar también a un proceso vecinal de recuperación de la memoria cooperativa y obrera de la Barceloneta.

El edificio, con planta baja y tres plantas (la segunda de doble levantada), fue proyectado por Miquel Niubó y Munté en 1939 y es de estilo expresionista. Se encuentra en desuso desde principios de los años 90 y está calificado con un nivel de protección C en el Catálogo de Patrimonio Arquitectónico del Ayuntamiento de Barcelona.

Por lo tanto, la futura actuación en este espacio tiene que mantener la volumetría original y de los elementos comunes; restaurar las fachadas; aplicar el cromatismo a las superficies y los elementos de las fachadas que fije el Plan del Color de Barcelona o el estudio cromático pertinente; y aplicar una solución neutra y armónica al cierre de las aperturas de la planta baja.

Arquitectónicamente, la construcción rompe de forma radical las tipologías de edificación más comunes de la Barceloneta. El edificio está construido en una audaz intervención de reforma de un edificio preexistente, el autor proyectó un edificio cúbico roto por los tres balcones corridos macizos que refuerzan la esquina.

Entre la segunda y la tercera planta, se sitúa un elemento cerrado a manera de tribuna que constituye una pieza mucho pesando y muy poco habitual. En relación con los menajes de fachada, las aperturas son de dimensiones muy reducidas, hecho que contribuye a potenciar la sensación de pesadez del edificio en contraposición a la ligereza que tendría que transmitir un edificio cubista.