Lambán: "La mejor opción para Cataluña y España es una suma de PSC, Ciudadanos y PP"

  • Lambán apuesta por un Gobierno "constitucionalista" y carga contra una hipotética reedición del tripartito: "Esa fórmula se exploró y fracasó".
  • Rechaza el principio de ordinalidad que propone el PSC en la financiación autonómica y censura el cálculo del cupo vasco: "Es profundamente injusto".
  • Admite que la reforma constitucional tiene pocas opciones de éxito a corto plazo y que la definición de nación plantea muchos problemas a los socialistas.
El presidente de Aragón, Javier Lambán, en la redacción de 20minutos.
El presidente de Aragón, Javier Lambán, en la redacción de 20minutos.
ELENA BUENAVISTA
El presidente de Aragón, Javier Lambán, en la redacción de 20minutos.

Javier Lambán (Ejea de los Caballeros, Zaragoza, 1957) es presidente de Aragón desde 2015 y secretario general de los socialistas en esa comunidad desde su elección en 2012, un cargo que revalidó en primarias el pasado octubre. Doctor en Historia, considera que en este momento de excepcionalidad absoluta "la mejor opción" para Cataluña y España tras el 21-D sería un Govern de fuerzas constitucionalistas (PSC, Ciudadanos y PP) liderado por Miquel Iceta.

A tres semanas de esas elecciones clave, Lambán apuesta por tender puentes con Cataluña y, aunque advierte de que la reforma constitucional que plantean los socialistas tiene "pocas" posibilidades de éxito a "corto y medio plazo", considera que es un debate necesario y que no debe abrirse para dar privilegios a Cataluña. En clave de partido, el líder aragonés, que apostó por Susana Díaz y criticó duramente a Pedro Sánchez, afirma que la situación se ha normalizado.

Llevamos unas semanas de 155. ¿Cómo valora su aplicación? ¿Comparte la posición de la dirección del PSOE en este asunto?

El paso del tiempo está demostrando que la decisión de aplicarlo y la modalidad de aplicación fueron acertadas. Yo lo apoyé desde el primer momento, y el PSOE apoyó al presidente del Gobierno y era partidario de una convocatoria electoral cuanto antes para que no se anquilosara una situación de excepcionalidad en Cataluña. Creo que los acontecimientos están dando la razón a Gobierno, PSOE y Ciudadanos. Estoy sustancialmente de acuerdo con todo lo que ha ocurrido.

¿Qué espera que suceda en esas elecciones?

Me gustaría que las fuerzas constitucionalistas sumaran mayoría absoluta y pudieran formar Gobierno. Es obvio que me gustaría que ese Gobierno lo presidiera Miquel Iceta, y espero sinceramente que eso pueda ocurrir.

Así que apuesta por un Gobierno de PSC, Ciudadanos y PP liderado por Miquel Iceta.

Creo que es la opción mejor para Cataluña y para España, dada la excepcionalidad de la situación y de estas elecciones.

¿Contempla la posibilidad de que el PSC acabara apoyando a ERC?

No puedo, en ningún caso, irrumpir en la estrategia electoral de Miquel Iceta. Yo lo que contemplo es la conveniencia de que haya una suma de los tres partidos constitucionalistas, y deseo que esa coalición de partidos la presida Iceta.

¿Pero aceptaría un tripartito?

Creo que hay caminos por explorar para ver si dan resultados, y hay caminos que ya fueron explorados y tienen un pésimo resultado. Los tripartitos no dieron buen resultado: no fueron buenos para Cataluña, no fueron buenos para España, y no fueron buenos ni para el PSC ni para el PSOE. Esa fórmula se exploró, fracasó, y no soy partidario en modo alguno de reeditarla.

¿Cuando habla de caminos por explorar, a qué caminos se refiere?

Justamente al de las fuerzas constitucionalistas. Las elecciones pueden dar lugar a otro tipo de mayorías, pero antes de unas elecciones un político no hace pronósticos, trabaja para que se produzcan unos resultados.

¿Cuánto tiempo haría falta para reconciliar a Cataluña con el resto de España?

La solución definitiva del problema, si alguna vez la alcanzamos, no la verá la actual generación de políticos, la verá otra generación de políticos. Y, sobre todo, es una solución que trasciende a la política, tenemos que implicarnos el resto de poderes y toda la sociedad. Porque insisto: hay un problema en Cataluña, pero es España entera la que tiene un problema.

¿Qué puede hacer Aragón para ejercer de puente con Cataluña? Recientemente su Gobierno ha puesto en marcha una exposición que repasa los vínculos entre Aragón y Cataluña.

Dicen que hay tierras al este es un repaso a tres siglos de relaciones entre Cataluña y Aragón en todos los terrenos: el económico, el cultural, el universitario, el de la creación... Ahí se demuestra hasta qué punto el desarrollo industrial de Cataluña en muchos casos se ha hecho con recursos provenientes de Aragón, y se pone de manifiesto la tupida red de relaciones que existe entre los dos territorios, que hace imposible explicar al uno sin el otro.

Hemos querido hacer una declaración de amor a Cataluña y, en segundo lugar, poner de manifiesto que la pretensión de la separación va contra la Historia y contra los intereses de Cataluña. Aragón también quiere hacer saber al resto de España que por su situación de vecindad tiene mucho que decir: conocemos a Cataluña mejor que nadie y somos perfectamente conscientes de que, si a Cataluña le va mal, a nosotros nos va a ir mal.

La reforma constitucional

Hablemos de la reforma constitucional. Usted, el año pasado, en el Día de la Constitución, dijo que si el debate sobre la reforma divide a los españoles, es mejor no abrirlo. Ahora el PSOE intenta liderar ese debate y esa reforma. ¿Es que ya no divide?

La reforma de la Constitución ha suscitado mucha polémica. Hace un año, prácticamente sólo el PSOE abogaba por la reforma, y en este momento casi no queda nadie que no defienda la necesidad de reformar la Constitución. Más allá de las diferencias entre unas fuerzas políticas y otras, abrir ese debate me parece imperativo.

Es verdad que las posibilidades de éxito a corto y medio plazo son pocas, porque hay diferencias abismales entre fuerzas que se tienen que poner de acuerdo. Una reforma de la Constitución que no suscriban el PP, el PSOE, Ciudadanos, Podemos y los partidos nacionalistas de Cataluña y del País Vasco, es una reforma de la Constitución que vale más no ensayar. La experiencia del 78, donde prácticamente todo el arco parlamentario estuvo de acuerdo con el texto, nos demuestra que ese es el camino del éxito.

¿Entonces, merece la pena poner ahora todo el esfuerzo en avanzar hacia la reforma cuando parece imposible lograr ese grado de consenso, y habiendo partidos que incluso se niegan a sentarse con otros a hablar de la reforma de la Constitución? ¿Qué sentido tiene?

Quiero pensar que después del 21 de diciembre y de que haya gobierno en Cataluña, el punto de vista de los actores políticos pueda ser distinto. Empezar a hablar no tiene ninguna contraindicación en democracia, y aceptar las dificultades, ese ejercicio de realismo, es positivo. Hay que abrir el debate en las Cortes, poniendo a funcionar la comisión territorial, y a lo mejor las reticencias que en este momento pueden ser insalvables por intereses electorales se disuelven tras el 21-D.

¿Teme que el PSOE plantee la reforma para contentar a Cataluña? ¿Lo permitiría?

Yo abogo por una reforma de la Constitución desde 2013, pero no estoy dispuesto a aceptar una solución para arreglar lo de allí estropeando lo de aquí. ¿Privilegios? Absolutamente ninguno. ¿Tratos de favor para contentar a un movimiento independentista, secesionista y anticonstitucional? Creo que este país no se lo podría permitir, se resquebrajaría. Sí a la reforma de la Constitución, sí a buscar un encaje de Cataluña y de todos los demás, pero no a costa de establecer privilegios y diferencias. Seré beligerante para que se reforme la Constitución y este país se articule bien de una vez, pero seré también beligerante contra cualquier atisbo de desequilibrio o privilegio.

Hace poco, Pablo Iglesias dijo que había cuatro naciones en España, País Vasco, Cataluña, Galicia y la española, que es, por cierto, lo mismo que dijo Pedro Sánchez en un desayuno en septiembre. ¿Cuántas naciones hay en España? ¿Qué somos? ¿Es Aragón menos nación que Cataluña?

Somos una nacionalidad histórica porque el Estatuto de Autonomía dice eso, y ya es bastante. Este debate, de no ser por las consecuencias trágicas que ha tenido en la Historia, me daría risa, porque si hay algún país, región o comunidad autónoma en España que tiene títulos históricos para reclamarse nación somos justamente nosotros. Aragón fue un reino, Cataluña fue una unión de condados.

¿Cuántas naciones hay? ¿Aquellas que estuvieron a punto de tener un Estatuto de Autonomía en la II República? Bueno, Aragón tuvo un Estatuto de Autonomía que si el golpe de Estado del 18 de julio se hubiera retrasado un mes, hubiera sido un Estatuto de Autonomía aprobado. El golpe militar nos hurtó la posibilidad de que nosotros en este momento fuéramos nación también desde ese planteamiento simplista.

En ese jardín, desde el punto de vista de la izquierda, lo mejor es no meterse. En el jardín de las naciones un socialista se pierde con una facilidad increíble. Un socialista tiene que hablar de derechos individuales, de ciudadanos, y cuantos menos jardines nacionales, mucho mejor. Hablar de naciones es hablar de invenciones culturales con intereses políticos del siglo XIX, es un lenguaje fundamentalmente antiguo que remite a enfrentamientos históricos de consecuencias dramáticas para la Historia de Europa. Mucho mejor hablar de ciudadanos y patriotismos al amparo de una Constitución que otorga derechos y libertades que hablar de si nos conquistó un vikingo o nos dejó de conquistar un celta.

El debate de la financiación autonómica

El programa del PSC habla de un nuevo pacto fiscal federal que, entre otras cosas, garantice el principio de ordinalidad. ¿Está a favor de ese principio?

Miquel Iceta tendría que hacer un esfuerzo muy serio para explicármelo. De entrada, no estoy de acuerdo.

Y el programa del PSC también habla de negociar una quita de la deuda autonómica. No solo para Cataluña, sino que lo deja abierto al resto de comunidades. ¿Qué opina de esta propuesta?

Con las quitas de la deuda, si son para todos igual y en los mismos porcentajes, podría estar de acuerdo, aunque sería algo injusto, porque ha habido comunidades que han sido razonablemente buenas administradoras de sus recursos, y Aragón lo ha sido con todos los gobiernos, y ha habido comunidades autónomas que han sido despilfarradoras netas.Me parecería profundamente injusto premiar la irresponsabilidad pasada y el despilfarro. Yo no estaría de acuerdo con eso.

También ha sido usted crítico con la aprobación del nuevo cálculo del cupo vasco, que ha calificado de difícilmente explicable en términos democráticos. ¿Es un problema del cálculo del cupo o un problema del concierto económico? ¿Cree que el concierto es un sistema que privilegia a Euskadi?

Ese debate no conduce a ningún lado toda vez que el concierto está en la Constitución, por lo que es un principio de financiación con el que tendremos que convivir muchos años. Otra cosa es el cálculo del cupo, que creo profundamente injusto porque beneficia a una de las comunidades más ricas de España, con lo que se quiebra el principio de solidaridad.

Pero le diré que ha habido algo que me parece más agraviante para el resto de España: el acuerdo entre PNV, PSE y PP para rebajar el Impuesto de Sociedades en el País Vasco. Eso es muy preocupante, porque el País Vasco viene jugando con ventaja desde hace algún tiempo en cuanto a su capacidad de atracción de inversiones, y con esta decisión fiscal genera un agravio difícilmente soportable por los demás.

Usted critica a algunos presidentes por bajar impuestos. ¿Valora la posibilidad que quizá el que se equivoca no bajándolos sea usted?

Pensaría eso si esos presidentes, después de utilizar sus instrumentos de recaudación, pensaran que la financiación es suficiente. Entonces sí pensaría que soy el equivocado. Yo he tratado de recuperar servicios públicos y he hecho una reforma fiscal que me ha supuesto recaudar 100 millones más. He tratado de ser un Gobierno responsable y corresponsable fiscalmente, y le pido al señor Montoro que me mejore la financiación. Con la actual financiación, y a pesar de todo, no me llega. Si acertar es ser irresponsable fiscalmente, estoy a tiempo de hacerlo. La diferencia entre lo que hago y hacen otros es que estoy siendo corresponsable fiscalmente.

La situación del PSOE

¿Tiene mejor relación con Rajoy o con Sánchez?

Con Sánchez tengo una relación mucho más continua y fluida. Es mi secretario general.

¿Y con Sáenz de Santamaría o con Sánchez?

Con él hablo más. Otra cuestión es que, como presidente de Aragón, haya intentado tener una relación institucional lo mejor posible con el Gobierno de España. Eso es algo que tiene que hacer cualquier Gobierno autonómico. Con todos los ministros que he tenido que tratar cuestiones de Aragón he tenido un trato cordial.

No parece que la actual dirección federal del PSOE quisiera que usted repitiera como secretario general. ¿Eso se lo ganó usted mismo con algunas declaraciones en el pasado?

La dirección federal está plenamente comprometida con la activación de la democracia, y creo que Pedro Sánchez fue absolutamente neutral en el proceso de primarias en Aragón.

¿Su relación actual con la Ejecutiva federal es buena?

Sí. Los socialistas somos gente apasionada, tanto para discutir como para, después, ser cordiales entre nosotros.

¿Cómo es actuamente su relación con Susana Sumelzo?

Todo el mundo sabe que empezó a trabajar conmigo y que la mayor parte de su trayectoria política ha trabajado conmigo. Hubo meses de diferentes políticas profundas, sobre todo en relación con el proceso federal de primarias, pero en este momento la relación está totalmente normalizada.

¿En qué medida dificula la posición de Podemos en el tema catalán el entendimiento de la izquierda? ¿Podría ser Ciudadanos un socio más fiable para el PSOE?

Hoy no contemplo otra posibilidad de colaboración para gobernar que la que pueda encontrar con las fuerzas de la izquierda. Es verdad que las posiciones que PSOE y Podemos a nivel federal sobre Cataluña son muy distintas, pero en Aragón esta situación no está interfiriendo en la acción de gobierno. Podemos en Aragón en relación con la cuestión catalana está manteniendo un perfil bajo y no está alternado, por ejemplo, la actual negociaciópn del presupuesto.

¿Cómo va?

En principio estamos hablando. El hecho de hablar y dialogar con normalidad ya es bueno. He hablado más con Nacho Escartín [nuevo secretario general de Podemos Aragón] en este tiempo que con Pablo Echenique en el tiempo que hicios política juntos, aunque sería injusto si renegara de ese tiempo, en el que hubo dos presupuestos aprobados. Fuimos capaces de gobernar y darle una estabilidad importante a la política aragonesa.

¿Qué opina de la decisión del ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, de devolver los bienes de Sijena?

No tenía otro remedio. Estamos expectantes por saber cómo y cuándo se materializará la decisión.

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