Más de 50 familias de San Blas despiden el 'sube y baja' y estrenan vivienda del Ivima

  • Han pasado los últimos 18 años esperando el traslado y sufriendo humedades, estrecheces y escaleras.
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Lola y Antonio, el viernes, en el espacioso salón de su nueva casa.
Lola y Antonio, el viernes, en el espacioso salón de su nueva casa.
Jorge París
Lola y Antonio, el viernes, en el espacioso salón de su nueva casa.

Los nombres de Dolores Martínez y Antonio Salazar lucen flamantes en el buzón del 1.º B de la calle Amposta 33-D (San Blas). La pareja es una de las adjudicatarias que desde primeros de agosto disfruta de las 54 viviendas en las que el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) ha realojado a los últimos inquilinos del sube y baja (el destartalado edificio enfrente del nuevo) y que llevaban más de 18 años esperando un traslado.

"Estamos como recién casados", cuenta ilusionada Lola, mientras espera que en cualquier momento lleguen los muebles que acaban de comprar para el salón y una de las habitaciones. Y su felicidad no es sólo porque el piso sea mejor o más grande, sino porque atrás quedan las escaleras que había dentro de sus viviendas, les hacían la vida imposible (ella padece de las rodillas) y daban nombre al bloque donde la mayoría han pasado décadas.

Algunos como Miguel Mezqua y Águeda Garrido incluso lo echan de menos. "Hemos vivido allí 49 años", dicen. Ahora, casi octogenarios, estrenan una vivienda que "no está bien rematada", se lamenta este albañil jubilado. Pero a pesar de los "malos acabados", aseguran estar muy felices. Como lo están Ana y su hija, otras dos vecinas que celebran su suerte.

"A dormir en el coche"

El entusiasmo de los vecinos de Amposta, 33, contrasta con la angustia de José Manuel Torralba y su esposa, Guadalupe, padres de un niño de dos años, y que este mismo lunes van a ser desahuciados del antiguo edificio (donde sólo quedan cuatro familias).

Según el Ivima, no tienen derecho a ser realojados porque a pesar de haberse hecho cargo de los pagos desde que falleció el propietario original (su tío), este grado de parentesco no está contemplado por la ley.

"No me dan ninguna solución, me mandan a dormir al coche. Y yo he pagado religiosamente. Es lo que pasa cuando intentas ir por las buenas y no te metes en los pisos dando la patada", explica desesperado, sin saber dónde dormirá esta noche su familia. "Encima dicen que soy un ilegal y no me permiten ni solicitar la vivienda de especial necesidad hasta dentro de dos años", aclara.

Mientras, el Ivima espera a que se ejecuten los desahucios del viejo sube y baja para empezar su rehabilitación.

Alquiler con opción a compra

Sólo los bolsillos de los inquilinos se han visto ligeramente afectados con el cambio de casa. Las familias, que hasta el traslado pagaban 1,50 euros mensuales por sus pisos, abonan ahora 40,95 euros (para las viviendas de tres habitaciones). Eso hasta que completen el periodo de alquiler, luego podrán optar a comprar definitivamente los inmuebles.

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