Gracias a la ley, muchas mujeres salvamos nuestra vida, porque una vida de maltrato es una vida perdida. Con 29 años y cuatro hijos llevaba 11 sufriendo malos tratos cuando, una noche, usé mi miedo y mi valor, no para dormir con el hombre que casi me asesina, sino para ir a la Policía a denunciar. Ahora soy una mujer superviviente.

Desde mi función como emprendedora social de Ashoka y con la Fundación Ana Bella ayudamos a 1.400 mujeres maltratadas cada año a comenzar una vida feliz.  ¿Por qué sigue habiendo víctimas? Porque las leyes por sí solas no cambian, todos y todas debemos hacer un ejercicio de cambio y contribuir de forma más eficaz a la construcción de una sociedad libre de violencia.

A los medios de comunicación les pido que, junto a las noticias de mujeres asesinadas, muestren las condenas que reciben los maltratadores y las historias de supervivientes para animar a las víctimas a denunciar. Basta de estadísticas que culpabilizan a las mujeres, cambiad el discurso haciendo protagonistas a los culpables de la violencia: 16 hombres han asesinado a sus parejas en 2017, 10% de los hombres son maltratadores en España.

Las medidas gubernamentales deberían tener en cuenta la experiencia de las supervivientes, contemplar las individualidades de cada mujer y ser transformadoras en vez de estigmatizantes. Permitirnos acceder a las ayudas sin denuncia previa, prepararnos para denunciar y acudir a los juicios con garantías de éxito, que salgamos de las casas de acogida como mujeres supervivientes, en lugar de excluidas socialmente con un certificado que acredite nuestra condición de víctima. Que siempre se proteja a nuestros hijos e hijas del agresor.

Es imprescindible una formación continua, presencial y especializada para los y las profesionales. Escuché a un juez preguntando: "¿Cómo te has dejado maltratar si estás estudiando ingeniería?". ¿Sabe este juez qué es la violencia de género?

Las empresas son la clave para un cambio de paradigma social que empodere a las mujeres como parte de la solución. No queremos discriminación positiva ofreciéndonos trabajos invisibles, poco remunerados y sin prestigio social. Somos mujeres superadoras y comprometidas que podemos aportar valor social y económico a vuestra cuenta de resultados.

Las leyes no asesinan, los maltratadores sí. Si eres hombre y sospechas que maltratas a tu pareja, pide ayuda. Tu amor no tiene que dolerle a ella. Si eres mujer y te sientes maltratada, rompe el silencio, una vida feliz te espera. Si conoces a una mujer maltratada, no seas cómplice con tu silencio.

Y el cambio más efectivo les corresponde a los padres y las madres, educando a sus hijos en igualdad y a sus hijas en que sean asertivas e independientes, tengan amor propio y se quieran a ellas mismas en vez de olvidarse por los demás. Mujeres empoderadas nunca serán maltratadas.