ANDRÉS ABERASTURI. PERIODISTA
OPINIÓN

Carta a un enfermo de alzheimer

Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.

Seguramente nunca sabrás de esta carta y hasta es posible que ni reconozcas quién te la puede estar leyendo; pero si tienes a alguien que lo puede hacer, aunque lo ignores, ni te imaginas tu suerte y el dolor, la fuerza y el amor no correspondido que cada día saca de algún sitio quien te la lee. Y tú no tienes la culpa de no corresponder a su entrega porque se te rompió la mochila de los recuerdos y poco a poco te fuiste quedando sin nombres propios, sin pasado, sin historia. Vives ajeno al mundo cotidiano que te rodea y lo que empezaron siendo algunas lagunas en tu memoria fue degenerando hasta separarte casi —o sin casi— de todos y de todo. El expresidente Suárez no reconocía al rey que le acababa de visitar. Pascual Maragall hizo público el diagnóstico de su enfermedad porque "podía ayudar a mejorar la consideración social de los enfermos de alzhéimer"; unos meses después no podía recordar tres palabras que le habían dicho unos segundos antes: bicicleta, cuchara, manzana.

"No sé quién eres, pero sé que eres de los míos", me dijo una vez, con una sonrisa enorme, una tía que había vivido con nosotros toda la vida. Fue un saludo tierno aunque duro que por desgracia no suele ser frecuente.

No sé cuál es tu estado, qué grado de alzhéimer estás viviendo; no sé si reconoces a los tuyos aunque no sepas quiénes son, si eres capaz de repetir "bicicleta, cuchara, manzana" o te has encerrado involuntariamente en un mutismo absoluto y definitivo y sigues en la vida por el amor de los que te cuidan, incapaz de comunicarte, instalado en un tiempo que está fuera del tiempo, en un mundo que ignoras y que tal vez —ojalá no— también te ignora a ti.

Déjame que en esta carta, que es tuya, te hable inútilmente de quien te cuida, de esas personas que cada día —muchas veces desde hace años— te hablan y te acarician y te asean con mimo porque se puede perder la memoria, la comunicación, pero no la dignidad. ¿Quién cuida al cuidador? Esa es la preocupación ahora porque llega un momento en que ya no pueden más y las administraciones miran el drama desde fuera y toda ayuda es poca.

Déjame que en tu nombre tenga para quien te cuida el agradecimiento no solo tuyo —que no puedes expresarlo—, sino de toda esta sociedad que asiste asustada al deterioro físico y mental de los años. La dedicación de quien te cuida, su cansancio, su entrega es hoy materia de estudio, pero deberían ocupar las primeras páginas de los periódicos y la atención, que no tienen, de las administraciones.

Recibe mi abrazo aunque ignores por qué te lo envío.

Compártelo con quien te cuida. Andrés Aberasturi.

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