Esto, que podría ser una tragedia, sigue teniendo un aire de sainete, de comedia de enredo; naturalmente la cosa no resulta nada tranquilizadora ni siquiera para un país que se gasta el dinero de los holandeses en alcohol y mujeres. No tiene ninguna gracia lo que ocurre y salimos de un asombro para entrar en otro, vamos de contradicción en contradicción como quien va de oca a oca y ya todo empieza a perder una cierta coherencia.

Abre el turno el exministro Margallo, que deja a los pies de los caballos al Gobierno del que formó parte asegurando que ha tenido que intervenir activamente para evitar que muchos Estados se pronunciaran abiertamente a favor del proceso soberanista de Catalunya: "Nadie sabe el esfuerzo que ha costado eso y los favores que debemos a una cantidad de gente por haber logrado que hagan las declaraciones que han hecho". ¡Coño, esto es nuevo! Así que el apoyo de la UE era/es una pantomima pagada. De verdad… Y, ya lanzado, concreta más Margallo: "Yo he estado cuatro veces en los países bálticos y no es que tuviéramos intereses económicos, es que estaba el tema catalán y la vía báltica" y también estuvo en Canadá "y en el Vaticano no sé cuántas veces he estado". Pues menos mal que los bálticos no han abierto la boca. ¿Y qué decir del Santo Padre que vive en Roma? ¿También estaba dispuesto a apoyar la independencia? Con exministros así no hacen falta pabloiglesias. No gana uno para sorpresas ni con el Gobierno ni con la oposición.

Porque sigue la cadena de sentencias inhabilitando a los independentistas catalanes y la seguridad de estos en un futuro imposible: la ley de transitoriedad -según Junqueras- "servirá para dejar sin efecto las inhabilitaciones". Lo que no dice es que esa futura ley que pretenden y esperan es ya papel mojado como los son los Presupuestos recién aprobados contradiciendo incluso los informes de sus propios juristas. ¿De verdad se cree Junqueras lo que dice? ¿De verdad le creen los que le siguen?

Y llega el bueno de Homs -el último inhabilitado-, que tendrá que dejar su puesto en el Congreso y no tiene muy claro aún si lo hará montando el número o no. Lo que sí sabe es que pedirá amparo al Constitucional en un pirueta jurídica pintoresca porque la condena del Supremo es precisamente por desobedecer al Constitucional. Claro que, con los tribunales que tenemos, nunca se sabe.

Y hablando de la oposición,  Pablo Iglesias, al anunciar que ya se ha cerrado el pacto para aprobar los presupuestos, empieza a soltar frases -que llevaba escritas- sobre lo poco que le importa a Rajoy la cosa; los dichos resultan bastante machistorros, la verdad, y para colmo asegura que al presidente del Gobierno se la "reflanflinfa" todo; sobra una "l", profesor. Lo correcto es "refanfinfla". Pero esto es solo un detalle a corregir, si quiere, el líder de Podemos.