El fin, por noble y legítimo que sea, no justifica los medios. No se puede apelar a la democracia vulnerándola, intentar fundar un nuevo Estado pisoteando el Estado de derecho vigente, violar derechos básicos de los que piensan diferente, liquidar la separación de poderes, erigirse en juez y parte... Así no se soluciona el problema real que no quiere afrontar Rajoy. Se agrava.
OPINIÓN08.09.2017 - 06:45h
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