A día de hoy sabemos que los partidos independentistas concurrirán a las elecciones del 21-D por separado: el PDeCAT bajo la marca Junts per Catalunya ideada por Carles Puigdemont, y ERC y la CUP tal cual, con independientes en sus listas pero sin cambiar la marca.

Tras el fracaso inicial de presentar una lista única e intentar que las elecciones autonómicas fueran lo más parecido posible a un referéndum y de unificar todo el voto independentista en un solo bloque, ahora el PDeCAT y ERC plantean una serie de puntos comunes los diferentes programas electorales, incluida la CUP, que visualicen de nuevo un solo un bloque. Uno de los aspectos más destacados del posible acuerdo es la renuncia a la vía unilateral para conseguir la independencia de Cataluña y la apuesta por la negociación con Estado y con Europa. Un punto que no agrada a la CUP pero que les acerca a la deseada mayoría del 80% de catalanes partidarios del derecho a decidir, es decir que suma a los 'comuns'.

En el otro lado del tablero, el PP y Cs intentan acercarse a Miquel Iceta, quien no quiere cerrar ningún acuerdo que no contenga propuestas concretas sobre la mesa y que vayan más allá del mero rechazo a la independencia.

Así las cosas, el 21-D es importante pero los escenarios que se abren a partir del 22, lo son aún más.