CARLOS SANTOS. PERIODISTA
OPINIÓN

Que devuelvan lo robado y... la verdad

Carlos Santos, colaborador de 20minutos.
Carlos Santos, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Carlos Santos, colaborador de 20minutos.

"Que se devuelva hasta el último euro robado a los españoles". No lo digo yo ni lo dice esta vez (aunque lo ha dicho muchas veces) la portavoz de Podemos. Lo dijo el presidente Rajoy en el contexto más adecuado: un pleno parlamentario sobre la trama Gürtel, famoso episodio de corrupción por la que tuvo que declarar como testigo en la Audiencia Nacional. Urgido por la oposición a hablar de este asunto y de las responsabilidades políticas consiguientes, Rajoy hizo una exhibición de poderío retórico, repartió zascas, ninguneó a quien quiso, esquivó los golpes con oficio y, sin hablar para nada de la Gurtel, hizo algunos comentarios de interés. Como ése, textual:

"El gobierno ha dotado de más instrumentos a los tribunales para hacer frente a la corrupción, no solo porque hoy pueden perseguir más delitos, comenzando por el de financiación ilegal, sino porque pueden exigir más responsabilidades, al haber ampliado los plazos de prescripción de los delitos relacionados con la corrupción, pueden imponer penas más duras, inhabilitaciones más largas y tienen más instrumentos para que se devuelva hasta el último euro robado a los españoles".

Ahí queda eso. Rajoy hablando de corrupción y conjugando el verbo robar, como hacemos desde hace años los ciudadanos de a pie. ¿Quién ha dicho que los debates parlamentarios no sirven para nada? Por lo menos sirve para que un presidente, a quien la oposición pide explicaciones, empiece a llamar las cosas por su nombre. Me sorprende que ningún diario lo llevara a titulares. Rara vez, desde que llegó a la Moncloa, habíamos oído a Rajoy usar el verbo robar y menos aún mostrar su deseo de que "se devuelva hasta el último euro robado".

Por fin coincidimos en algo todos los españoles, presidente incluido: que devuelvan lo robado. ¿Quiénes? Eso ya es otro cantar. Quienes roban son siempre los demás. Nuestros políticos solo hablan de corrupción en tercera persona. Le ocurrió a Rajoy en ese pleno y le ocurrió a Joan Tardá, el portavoz independentista. En su primera intervención dijo que "la peor corrupción es la corrupción  de la verdad", pero en la segunda se dejó arrastrar por la ola de corrupción lingüística que nos invade:

-¿Por qué queremos fundar una república? ¡Porque estamos hartos de la corrupción!

Extravagante teoría si quien la expone es socio de unos que están deseando echar tierra sobre los desmanes del pujolismo, aunque para eso tengan que huir hacia adelante en un alocado procés.

Y es que la corrupción no es solo robar para el partido y echarse unos millones al bolsillo, la cuenta extranjera o el armario del suegro; también es corrupción eludir los controles democráticos en el ejercicio del poder, falsear la verdad en interés propio y llevar el oportunismo a sus máximos extremos, como estamos viendo tras el atentado de la Rambla, en un espantoso espectáculo de acusaciones mutuas en el que unos y otros olvidan al enemigo principal y renuncian a la búsqueda de las soluciones comunes que requiere un problema común.

En la guerra por el poder, todo les vale. En el fragor de ese debate extraordinario (que, dicho sea de paso, fue un debate bastante tontorrón, con pocas  preguntas y ninguna respuesta) Rajoy desenterró el caso Lasa y Zabala, dos etarras sepultados en cal viva por guardias civiles en 1983. Cuando Pablo Iglesias mencionó ese asunto, hace un par de años, armó un enorme escándalo; que lo mencione un presidente que antes ha sido ministro del Interior, no escandaliza, pero llama la atención; hasta hoy, no era su estilo.

Claro, que nada puede extrañar desde el momento en que los presidentes utilizan en la tribuna del Congreso expresiones que antes solo usábamos los peatones de la Historia:

-Que se devuelva hasta el último euro robado a los españoles

Eso, que nos lo devuelvan. Y, ya puestos, que nos devuelvan la verdad.

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