CÉSAR JAVIER PALACIOS. PERIODISTA EXPERTO EN MEDIO AMBIENTE
OPINIÓN

En el vino está la verdad del cambio climático

César Javier Palacios, colaborador del 20minutos.
César Javier Palacios, colaborador del 20minutos.
JORGE PARÍS
César Javier Palacios, colaborador del 20minutos.

La primera persona a la que oí hablar del cambio climático fue al bodeguero Alejandro Fernández, aunque ni él ni yo sabíamos entonces lo que era eso. Corría el año 1990 y me estaba enseñando su nueva plantación de viñedos en los páramos de Pesquera de Duero. Menuda marcianada. ¿Viñas a casi 1.000 metros de altitud? No aguantarían la primera helada, pensábamos todos. Pero Alejandro tenía una corazonada. Empezaba a hacer menos frío en la Ribera y allí arriba podrían darse unas vides excelentes. Acertó de pleno. Esos vinos "de hielo y fuego" se están haciendo habituales en España. A la fuerza ahorcan. El calentamiento global está poniendo en serios aprietos a las comarcas vitivinícolas tradicionales y dando alas a las regiones marginales.

El vino se va al norte. Me lo confirma Paco Berciano, uno de los grandes expertos en este país. Cada vez se hacen más y mejores tintos en lugares hasta hace poco impensables como Asturias o Cantabria, cuyas uvas tradicionalmente solo se cultivaban para nutrir orujos. Pero en otros lugares la calidad se empieza a resentir. Cuanto más calor, más graduación alcohólica y menor acidez, exactamente lo contrario de la ligereza que ahora mismo reclama el mercado. En La Rioja es casi imposible elaborarlos con menos de 13 grados. En Jerez están empezando a estudiar el no añadir alcohol a sus generosos pues ya llegan a altas graduaciones de manera natural. En el Penedés hay numerosos proyectos de investigación para adaptar los cultivos a este cambio; todos saben que lo peor está por llegar. Incluso algunos bodegueros han comprado tierras a altitudes de hasta 1.200 metros donde hoy todavía no es posible el cultivo de la vid pero puede que en el futuro se conviertan en lugares excelentes para determinadas uvas.

En el centro de Francia, una zona fría y extrema para este cultivo, en pocos años los borgoñas ha aumentado en tres grados su graduación. En su caso es el secreto de excelentes añadas nunca antes vistas. Pero para algunas denominaciones del interior peninsular supone un desastre. Hace más calor, llueve menos y los inviernos son muy benignos. Hasta que llegan heladas tardías, como las de los últimos días, y arrasan los cultivos. Las cosechas también se adelantan, casi un mes en algunas zonas con respecto a los tiempos de hace apenas un cuarto de siglo. Con estos ciclos tan rápidos la uva madura mal. El riego por goteo se generaliza. Y por citar un caso concreto, en bodegas onubenses que visité el año pasado el frescor habitual de la sala de barricas se ha tropicalizado, con temperaturas superiores a los 25 grados que el riego continuo del albero no logra paliar.

«Diga lo que diga el primo de Rajoy el cambio climático es algo indiscutible que está afectando al vino», remacha con ironía Berciano, que rápidamente se convierte en preocupación por sus negativos efectos. Especialmente en zonas productoras como La Mancha, donde la calidad se resiente. «Si los viñedos dejan de ser rentables y se arrancan vendrá el desierto», asegura. Mucho calor. Poca agua que cuando llega lo hace de forma torrencial, y no en lluvias finas o en forma de nieve, el mejor riego de los campos. Pero ya no nieva como antes. Ni parecido. Ni siquiera en Finlandia, donde mi amigo Lauri está orgullosísimo del vino ártico que hace en el garaje con viñedos plantados cerca de su casa. Ha sustituido los arándanos por uvas. Incluso en el sur de Inglaterra empiezan a mirar por encima del hombro a franceses y españoles a medida que su producción vitivinícola va tan en aumento como lo hacen las temperaturas.

Asegura el psiquiatra Enrique Rojas que el vino va unido a la felicidad y por tanto debería colocarse al nivel espiritual del arte o la literatura. Yo no me atrevo a tanto. Tan solo a reconocer que si, como aseguró hace dos milenios Plinio el Viejo, 'In vino veritas' (en el vino está la verdad), su verdad ahora mismo es una verdad incómoda, la de un cambio climático imparable que se está llevando nuestro futuro y hasta la alegría de nuestras copas.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento