CÉSAR JAVIER PALACIOS. PERIODISTA EXPERTO EN MEDIO AMBIENTE
OPINIÓN

¿Nos hacemos todos vegetarianos?

César Javier Palacios, colaborador del 20minutos.
César Javier Palacios, colaborador del 20minutos.
JORGE PARÍS
César Javier Palacios, colaborador del 20minutos.

Toda la vida de Dios se ha comido carne, me recuerdan cada vez que voy a casa de mis padres o al pueblo. No lo dudo, pero ¿tanta carne como ahora? Porque la famosa olla de Don Quijote con "algo más vaca que carnero" llevaba sin duda más verdura que tropezones. Y como buen (y pobre) hidalgo cristiano, la vigilia de los viernes le obligaba a conformarse al menos una vez por semana con humildes lentejas vegetarianas.

Ahora no. Hemos sustituido las patatas con carne por la carne con patatas, cambio de orden que evidencia nuestra dieta cada día más cárnica.

Se nos ha disparado el apetito. En los últimos 30 años el consumo mundial de carne ha aumentado un 40%. En España hemos pasado de los 8 kilos por persona y año consumidos en 1950, a los 50 kilos que de media comimos el año pasado. El pollo es el rey y el cerdo el virrey, ambas proteínas baratas de amplio espectro gastronómico. Porque a pesar de endiosar a la dieta mediterránea, la realmente dieta nuestra viene siempre acompañada de filetes y chacina variada. La pizza estrella lleva jamón, la ensalada trozos de pollo o panceta y los macarrones mucho chorizo. Verduras y fruta ocupan puestos de descenso en la lista de la compra, muy por detrás de lácteos, refrescos, bollería y chocolates.

Todos los expertos en nutrición coinciden en que una dieta saludable debe ser variada. Lo recomendable sería comer carne tres o cuatro veces a la semana, pero es casi imposible pasar un solo día sin probar jamón, sin que haya algo de carne picada en la mesa, sin que las hortalizas o las legumbres no vengan acompañadas de algún embutido, de algún costillar, de unos trocitos de magro.

Vale. Aceptamos jamón como hortaliza, pero al mismo tiempo nos escandalizamos con este tórrido otoño y reconocemos en las encuestas que el cambio climático es nuestra principal preocupación medioambiental, seguida por la contaminación, ajenos a que elevado consumo cárnico y calentamiento global están directamente relacionados. La ganadería es responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero y el transporte del 22%. Una nutrición como la actual basada en carne necesita 20 veces más tierras de cultivo y 14 veces más agua que una dieta basada en vegetales. Para producir un kilo de carne de vacuno son necesarios entre siete y diez kilos de piensos (en su mayor parte soja y maíz transgénicos) y hasta 15.000 litros de agua. Hemos convertido el planeta en una macrogranja. Un 80% de la tierra agraria mundial se destina a alimentar al ganado, pero esos animales tan solo nos suministran el 17% de las calorías y el 33% de las proteínas que consumimos. Tantos animales contaminan más que los coches. La carne roja necesita 28 veces más tierra para su producción que el cerdo y el pollo y 11 veces más agua, y emite a la atmósfera cinco veces más emisiones perjudiciales para el medio ambiente.

¿Nos hacemos, entonces, todos vegetarianos? Por supuesto que no hay que llegar a tales extremos, pero sí deberíamos reducir el consumo diario de carne. No comer nada de carne una vez a la semana ayuda a reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes u obesidad. También ayuda a reducir la huella de carbono. Poner de moda en los menús de los viernes unas lentejas cervantinas sería toda una revolución gastronómica y ambiental.

Gigantes amenazadores que de molinos pasarán a convertirse en amables aerogeneradores capaces de producir una energía limpia con la que obtener agua potable que regará huertas urbanas capaces de alimentar a una población sensibilizada con el planeta. Y explotaciones ganaderas en extensivo, de razas autóctonas, sin antibióticos, con su pastor, sus pastos naturales, su vida en el pueblo. ¿Estaré soñando? Tenía razón Goya. El sueño de la razón produce monstruos o, dicho de otra manera, cuando los seres humanos no escuchamos el grito de la inteligencia todo se vuelve visiones. ¡Ay, Don Quijote!

Mostrar comentarios

Códigos Descuento