Carme Forcadell no será la Marianne de la Cataluña independiente. La República catalana también ha resultado ser solo un 'germen' para Oriol Junqueras. Carles Puigdemont se difumina en la niebla de Bruselas. La comunidad de la estelada se dispersa. El independentismo ha devorado a varios de sus hijos pero nadie parece inmutarse: las bases de Colau acaban de sacrificar la gobernabilidad de Barcelona.
OPINIÓN13.11.2017 - 06:25h
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