INOCENCIO ARIAS
OPINIÓN

Cataluña en la prensa anglosajona

Inocencio Arias.
Inocencio Arias.
GTRES
Inocencio Arias.

Nuestro gobierno viene ganando claramente la batalla política exterior en el tema catalán. El apoyo de los dirigentes extranjeros viene siendo casi  unánime.

En la pugna mediática, sin embargo, en el reflejo en los medios, tenemos percances. Los independentistas han logrado, apoyándose en gruesas falsedades, una cierta simpatía hacia sus reclamaciones.

Buen ejemplo es la prensa de Estados Unidos y Gran Bretaña. A menudo, sus diarios, en papel e internet, aceptan argumentos separatistas que encontrarían inadmisibles en un caso semejante en su país. Un articulista estadounidense vería demencial que parte de la población de Texas quisiera separarse. Abogaría porque el gobierno enviara tropas para sofocar la rebelión. Lincoln hizo una guerra.

En afirmaciones deslizadas en varios artículos las hay tan peregrinas como la de que España es una imperfecta democracia con tics franquistas,  gobernada por un partido de "herederos de Franco". Hay frases lapidarias: "¿En que país democrático la policía golpea a la gente por querer votar?", pasando por alto que España ha tenido centenares de elecciones pacíficas desde 1978 e ignorando que el voto era ilegal. Se repite insidiosamente que Cataluña da fiscalmente más de lo que recibe, olvidando que eso también le ocurre a Madrid o Rioja y pasa en todos los países. Las regiones ricas, en

Alemania, Italia, en el mundo, aportan más que las peor dotadas. Se repite que ha habido una sistemática reducción de los derechos de los catalanes . Algo rotundamente falso; la verdad es la contraria: Cataluña tiene más autonomía que Quebec o Escocia e igual que las regiones alemanas. Un articulista en Newsweek entra en lo grotesco al titular: "Felipe debería abdicar para que llegara la república".

Los titulares son, a veces, dañinos y erróneos. La conclusión de las crónicas, por ejemplo en Financial Times, recoge manifestaciones entrecomilladas de separatistas mientras que la voz de los constitucionalistas es escasa y desdibujada. La de un habitante de Valencia, Galicia, Canarias, o Andalucía (¿cómo sienten ellos el problema?) con ninguna. Hay, en algunos periódicos serios, una equidistancia entre el Gobierno y los independentistas con ninguna aclaración de que en sus países también se actuaría si se viola flagrantemente la ley.

El 1 de octubre ha sido un regalo para bastantes órganos que han comprado la propaganda de la Generalitat: "Votaron 2.300.000 personas, el sí ganó por 90%, miles y miles de policías actuaron brutalmente, hubo 900 heridos con rotura adrede de los dedos de una joven"… La patraña de las cargas policiales (en Francia, Alemania o Estados Unidos serían peores) ha sido rectificada en algún periódico, Washington Post, The Guardian, Le Monde. Tardíamente; las de las cifras de votación, no. Casi ninguno alude a que Reporteros Sin Fronteras denuncia la conducta de la Generalitat.

¿Por qué esta tergiversación de los hechos, las deducciones simplistas? Señalo tres causas:

a) Hay periodistas tentados por el amarillismo. Es más fácil clamar que se pegó a unas viejecitas que comprobar seriamente si es un hecho totalmente aislado o si las imágenes están trucadas.

b) Los separatistas catalanes llevan años cultivando a los corresponsales extranjeros, sus lobbies, con bastantes medios, a numerosas empresas. Años.

Con entrevistas, almuerzos, acceso directo a los dirigentes… Que columnistas escriban sin rigor que Cataluña era un principado independiente  anexionado por Castilla en 1714 es bastante elocuente. No lo han podido aprender en ningún libro de historia serio.

c) Como dice Muñoz Molina, muchos extranjeros gustan del estereotipo español de una sociedad autoritaria, machista, pintoresca y difícilmente  democrática. Les encanta considerarnos no homologables.

¡Ay, Hemingway…! digo yo.

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