IRENE LOZANO. ESCRITORA Y DIRECTORA DE THE THINKING CAMPUS
OPINIÓN

Despacito queremos

Periodista, escritora y política.
Periodista, escritora y política.
JORGE PARÍS
Periodista, escritora y política.

A veces "España" no suena a país, sino a título de serie para verse en vena. Un país abrupto y por entregas, donde la justicia va tan lenta que a los presuntos delincuentes les alcanza antes un tiro en el pecho. Al mismo tiempo que se suicida Blesa y el mundo del fútbol descubre que su presidente es turbio, la Guardia Civil entra en la Generalitat en busca de documentación del caso 3%. Todo en el preciso momento en que Despacito se convierte en la canción más reproducida de la historia en internet.

Este es el verdadero tema de nuestro tiempo: la velocidad. Y eso explica el éxito de la canción. Cumbias ha habido muchas, pero la del portorriqueño Luis Fonsi ha llegado donde ninguna otra lo había hecho. Los expertos se han animado a desentrañarnos la magia: Nahum García, productor y músico español, ha contado que la genialidad estriba en ese leve retraso con que el estribillo entra, ligeramente fuera de tiempo.

Desde luego, la canción es pegadiza y bailona, pero tengo para mí que es ese frenado en seco y el silabeo del cantante suspendiendo el estribillo en el aire lo que estimula nuestra imaginación, dándonos el anhelo de detener los acontecimientos aunque sea solo un instante. Lo más devastador de nuestra época, tal como nos advirtió Susan Sontag, es que todo ocurre al mismo tiempo. Esa simultaneidad de todo desborda nuestro entendimiento y nos hace incapaces de asimilar la información que, al mismo tiempo, aceleramos todos.

Solo nos queda desear despacito. Lo de menos es el objeto del deseo, lo importante es el cómo. Sea slow food o el slow sex que evoca la canción, un verano diferente sería aquel en el que cualquier cosa ocurriera con parsimoniosa lentitud, casi con desespero. Mientras los más jóvenes se afanan en subir a Instagram, una tras otra, las imágenes de su felicidad, Tinder brinda la posibilidad de conocer a cientos de personas en una noche, y el speed dating se practica a mansalva, Luis Fonsi nos recuerda que la sensualidad del amor se encarna en la calma chicha. Los islamistas de Malasia la han prohibido porque dice: "Quiero hacer de tu cuerpo un manuscrito", y eso nos obliga a bailarla como un mandamiento. Tal vez la única isla de desconexión a la que podemos llegar como náufragos sea el amor. En la piel de toro nos escriben un guion de infarto estos días, pero ya queda menos para soltar las prótesis de los teclados y vivir a mano. Tocar pellejo y uñas, sentir una miniatura medieval dibujada sobre nuestra piel, degustar profundidades abisales, oler los pliegues. Todo muy despacito. Como fueron siempre los veranos. Para que luego, cuando se acelere el invierno, recuerden los cuerpos.

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