IRENE LOZANO. ESCRITORA Y DIRECTORA DE THE THINKING CAMPUS
OPINIÓN

Recuerda, cuerpo

Periodista, escritora y política.
Periodista, escritora y política.
JORGE PARÍS
Periodista, escritora y política.

Antes de que regresen de vacaciones los escribidores de frases a sueldo de cualquier industria, me entrego a recordar lo que habré de recordar el próximo invierno. Ya están al acecho los eslóganes y pronto nos martillearán con la última tecnología sideral o los kilos que hemos cogido en vacaciones. Siempre nos falta un gadget o nos sobra peso, a su entender. Por eso, como una hormiga, ordeno los recuerdos de estos días en que no me falta nada: para tenerme siempre a mano.

Cada rato le voy diciendo, como Kavafis: recuerda, cuerpo, el sonido de la tierra madura cuando caen las peras del peral, y cómo apacigua tu sed ese mordisco de abundancia. Cómo antes del peral fue el ciruelo el botín que nos disputamos con un pájaro cualquiera, y ahora ya conoces a todos los mirlos.

Cuando la pantalla negra te devuelva la vista cansada de realidad virtual, recuerda, cuerpo, cómo se reflejaba en tus ojos el vuelo del águila o el buitre, los millones de años de montaña con sus rocas a cuestas. Cuando alguien gruña cerca, diré: recuerda, cuerpo, el timbre alegre de las bicis, la verbena casera de Caravan Palace sobre el siseo de los aspersores, las hojas de hierbabuena que olían a futuro, la alegría de los amigos y el vino frío. Cuando hiendas la nariz en los tomates abiertos sobre el asfalto y no sientas nada, evoca la carne de los suyos. Recuerda, cuerpo, cómo te treparon hasta las bocas, la noche que pusimos la almohada sobre los tréboles mientras la luna nos abrasaba la piel al raso. Recuerda que esa noche embarcaste en la nave de los locos, sin miedo. Unas gotas de sidra helada te salpicaron la espalda; tu espalda, cuerpo. Recuérdalo bien, es importante, porque dudarás haber reído para todo el invierno viendo a Blancanieves escanciar y oyendo a las ranas hablar croata al romper la aurora.

Cuando anochezca a la hora del baño -porque ocurrirá, aunque ahora parezca imposible-, recuerda, cuerpo, cómo te degustaban los mosquitos antes de ser engullidos por la salamanquesa; cómo te miraba la luciérnaga insomne mientras crujían pepitas de chocolate en el helado de menta. En las jornadas oscuras por completo, salvo el disco del semáforo, recuerda cómo giraban los días de este a oeste, cómo iban y venían los soles y las lunas, en redondo, tan salvajes; recuerda que hay un cielo inmenso tras los tejados y vuelca la púrpura de la memoria en tus ojos. Y, por último, no olvides, cuerpo, cómo durante las noches infinitas se deshicieron ante tus ojos estrellas a raudales. No les pediste nada: pusiste tu destino en sus manos, porque no te faltaba un gadget ni te sobraba un kilo. Si “verano” viene de “verus” -como algunos sostienen- sólo puede deberse a que es verdadero. Recuérdalo, cuerpo.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento