Toda la semana negando la mayor y al final tenía razón el delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo: Mariano Rajoy y Carles Puigdemont se reunieron el 11 de enero pero como la reunión fue cordial, pero no dio frutos, y tampoco les interesa alterar los ánimos de los militantes y muchos menos de los socios, decidieron ambos declararla secreta y discreta.
Y así empezó a tejerse la gran mentira.
Desde aquel almuerzo en la Moncloa hasta la revelación del encuentro ha habido un runrún continuo sobre si la Operación Diálogo entre el Gobierno Rajoy y el Govern Puigdemont es "como el Espíritu Santo: todo el mundo habla de ella pero nadie la ha visto" como dijo Puigdemont, o bien, al más puro estilo Rajoy que ni se confirma ni se desmiente. De hecho ayer seguían igual, ninguno se atrevió a confirmar la reunión en Moncloa, y es más, Puigdemont llegó a decir ayer en sede parlamentaria que "esas reuniones ni están ni se las espera". Y la mentira podría haber seguido creciendo y creciendo...pero ha saltado por los aires gracias a que los dos protagonistas del almuerzo no han tenido en cuenta dos cosas que las tensiones internas entre los socios de Govern (PDeCat y ERC) o bien las diferencias dentro del propio Partido Popular en Catalunya hacían peligrar el secreto mejor guardado.
Y todo con el permiso de Miquel Iceta, el más hábil de los políticos catalanes.
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