De la cárcel Modelo salieron el 8 de junio los últimos presos y entrarán el próximo 3 de julio los primeros ciudadanos para visitar el centro penitenciario que ha convivido con Barcelona durante 113 años. Un proceso de transformación tan grande y en tan poco tiempo que, como barcelonesa, no puedo más que felicitar a las administraciones y sobre todo a las asociaciones de vecinos que la reivindican y lo están haciendo posible. El cierre de la Modelo supone recuperar los 28.000 m2 que ocupaba el recinto penitenciario, es la metamorfosis de una prisión que ha albergado en sus celdas a presos políticos como el expresident Lluís Companys o a Salvador Puig Antich, pasando por el Vaquilla o Javier de la Rosa. Y es importante que esta parte de la historia no se pierda, por ello el patio, la cuarta y quinta galería, los locutorios y el panóptico se convertirán en un museo penitenciario que se podrá visitar para no olvidar. Pero tan o más importante es que el resto del centro se recupera para los vecinos que han convivido durante 113 años con presos, funcionarios, familiares de presos y cuerpos de seguridad destinados a la Modelo. Así, el 10 de julio los vecinos celebrarán en la prisión el consejo de barrio y en septiembre el cambio será monumental cuando abra las puertas la escuela Eixample I uno de los primeros equipamientos que han de llenar parte del edificio de la Modelo que se rehabilitará y se mantendrá en pie como parte de la historia arquitectónica de la ciudad.
OPINIÓN15.06.2017 - 06:37h
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