Teniendo en cuenta que desde 2008 los gobiernos del PSOE y del PP han prometido para Cataluña inversiones millonarias en infraestructuras que no se han cumplido, la pregunta es fácil: ¿por qué ahora sí es verdad? Esta es la tarea que tiene por delante Rajoy, y no es sencilla.
Deberá convencer a todos aquellos catalanes que apuestan por una tercera vía en la relación entre Cataluña y España (los independentistas ya no se lo creen) de que la promesa será realidad: cuándo y cómo los 4.200 millones de euros de inversión. Pero Rajoy ha de saber también que no existe una fórmula mágica para "reconstruir puentes y sellar grietas", que no todo son trenes y carreteras, y que la cuerda está tan tensa que necesita también de un momento de acercamiento para buscar una solución. Si es que interesa, claro.
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