ISASAWEIS. ESCRITORA Y BLOGGER
OPINIÓN

Una hija adolescente

Isasaweis, colaboradora de 20minutos.
Isasaweis, colaboradora de 20minutos.
ISASAWEIS
Isasaweis, colaboradora de 20minutos.

Fue un día de mierda. El despertador sonó a las 7.20 como siempre. Paso de maquillarme ni historias, así que apuro en la cama todo lo que puedo por las mañanas. Me di una ducha rápida y me vestí, como dice mi madre, con mi uniforme. Siempre voy con vaqueros, playeras y jersey amplio, solo me faltaba tener que ir al instituto con falda y tacones, son incómodos y además no tengo cuerpo para lucirlos. Desayuné un café solo, me levanto con el estómago cerrado, y me fui a clase.

Llovía, menudo asco. No me gustan los días de lluvia, me mojo y me parecen tristes. Nunca llevo paraguas, y si lo llevo lo dejo olvidado, así que los paraguas me duran un uso, el día que lo estreno. Soy un desastre.

Llegué a clase empapada, con el pelo pegado a la cara y la cazadora chorreando. Al fondo se partían de risa Gonzalo y compañía. Está especialmente guapo cuando se ríe y qué bien le queda esa sudadera amarilla con capucha. Ni me saludó, es más, ni se enteró de que entré en el aula.

La clase de Literatura fue un coñazo, como siempre, pero fácil. La de Matemáticas, me la salté, para qué... A Física fui a coger apuntes como si me hablaran en chino, y de la de Música ni me enteré, estuve pensando en Gonzalo, que al salir al descanso pasó a mi lado, sonrió y me dijo "ey". Último tío del que me cuelgo, lo juro, el amor no vale para nada, solo para sufrir.

A la salida, Carlota y Ana dijeron algo de quedar el sábado. Yo dije que pasaba, total será lo de siempre, de bar en bar a ver si vemos a estos, pasarnos la noche en algún tugurio con la música a tope hablando a gritos, beber alguna cosa asquerosa y volver a casa cansada y harta de verle tontear con tías más guapas, más altas, más majas y más todo que yo. Además no tengo qué ponerme. Paso.

Cogí el metro para volver a casa. Los días de lluvia hay una condensación allí dentro que entre eso y el olor a humanidad se me revuelve el estómago. Fui todo el viaje mareada, agarrada a la barra, porque dejé mi asiento a una señora mayor que entró en la segunda parada y visto que nadie hacía ademán, pues me levanté yo.

Llegué a casa. Mi madre estaba en la cocina y mi hermana veía la tele en el salón con mi padre. Subí a mi habitación, tiré la mochila, puse la música y me tumbé en la cama a intentar no pensar un rato. Estaba a punto de ponerme a llorar cuando mi padre llamó a la puerta:

–"Hola, cariño, quería hablar contigo, saber cómo ha ido tu día, cómo estás...".

Mi padre nunca me había preguntado cómo estaba. Me sentí rara:

–"Bien, déjame, anda. No quiero hablar".

–"Solo quiero que sepas que me importa cómo te sientes y que cuando quieras, aquí estoy".

–"Vale, Papá, cierra la puerta".

Salió y cerró.

(Padre) No sé si he hecho bien viniendo a hablar con ella, no ha querido ni escucharme.

(Hija) Gracias, Papá, has sido lo mejor del día. Te quiero.

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