Quiero recordar que los alcaloides de determinadas drogas se vienen utilizando por el ser humano desde tiempos inmemoriales para determinados tratamientos específicos de algunas dolencias. Lo mismo sucede con los derivados del cannabis, siempre que sean medicinas que cuenten con la necesaria experiencia científica, que sean aprobadas como cualquier otro medicamento por la Agencia Española del Medicamento, que cuenten con la prescripción de los facultativos y la dispensación por parte de los farmacéuticos.
La utilización terapéutica de los derivados del cannabis es totalmente factible, siempre que se cumplan las premisas descritas anteriormente; al igual que sucede con cualquier sustancia beneficiosa para la salud y para el tratamiento de cualquier dolencia, basada en la experiencia científica y siempre por los cauces legalmente establecidos.
De ahí a la liberalización del consumo del cannabis o a su uso fuera de los cauces legales hay una gran distancia, enorme diría yo; además son dos conceptos que no tienen nada que ver. El Sistema Nacional de Salud cuenta con las garantías necesarias para que a cualquier enfermo que precise del uso de cualquier alcaloide o derivados de otras sustancias que se consideran drogas, se le puedan suministrar con garantía de calidad, y con el mayor beneficio para su salud.
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