El número de bonos sociales Amb Tu, que permiten viajar en los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) a familias de València en paro y con rentas bajas por 10 euros al año, ha caído drásticamente con el inicio del año: 8.000 menos, lo que supone un descenso del 37%, hasta dejar la cifra en 13.763 tarjetas activas, tal y como publicó la 20minutos la semana pasada.

Esta llamativa bajada no se debe a una súbita mejora en las condiciones económicas de miles de beneficiarios, ni a que hayan encontrado empleo de repente. Tampoco obedece a cambios masivos de residencia. Coincide con la introducción de mecanismos contra el fraude por parte de la EMT  tras detectarse casos de personas de otros municipios del área metropolitana que se empadronaban en la ciudad para beneficiarse del abono social. Ha sido tan sencillo como cruzar los datos aportados por los solicitantes con las listas del Inem, el padrón y la Seguridad Social.

Uno de las mayores amenazas para el Estado del Bienestar es la corrupción. La de arriba no sirve para justificar la de abajo, como tampoco al revés. El discurso de "como todos lo hacen, yo también" es altamente nocivo, sea para evadir impuestos o para un bono de transporte. Al final es defraudar dinero público que debería ir para quien de verdad lo necesita.