La ciudad de València ya tiene un Plan Estratégico de Turismo que marca, hasta 2020, las grandes líneas del modelo de ciudad que se quiere exponer ante los visitantes. Tan importante como el consenso que el documento ha generado entre los sectores económicos y el respaldo unánime que recibió en el pleno es el equilibrio que según la edil responsable del área, Sandra Gómez, quiere fomentar.

Dijo la concejala la semana pasada, durante la presentación del plan, que no cree que la "turismofobia" que empiezan a experimentar algunos vecinos en ciudades como Madrid o Barcelona se esté produciendo en València. Yo tampoco lo creo, pero su ejemplo es un aviso de hacia dónde no nos deberíamos dirigir, y empezamos a ver casos aislados, es cierto, pero que son consecuencia de algunos excesos como el que suponen los apartamentos turísticos ilegales en zonas del barrio del Carmen.

El turismo que masifica entornos como el de la Lonja, atasca el centro histórico y gasta poco, o las apuestas de calidad en la oferta cultural, gastronómica, de ocio... Sobre el papel, la segunda opción suena muy bien, pero hay que creer de verdad en una ciudad para ser vivida, no solo por quienes nos visitan, sino también por los propios valencianos.