MARÍA RAMOS. POLITÓLOGA
OPINIÓN

Podemos e IU: 1 más 1 no son 2

María Ramos, politóloga.
María Ramos, politóloga.
JORGE PARÍS
María Ramos, politóloga.

Las próximas elecciones del 26 de junio no serán como las del pasado 20 de diciembre. La principal novedad es el acuerdo entre Podemos e Izquierda Unida, que finalmente han decidido presentarse como coalición electoral.

Cuando se materializó el pacto, surgieron voces que criticaban la relativa debilidad de IU en las negociaciones, y había incluso quien consideraba el acuerdo como una claudicación de Garzón ante Iglesias.

Si Podemos e IU hubieran competido como candidatura conjunta –y todo lo demás no hubiera cambiado– habrían obtenido 14 escaños más. Catorce escaños que pueden no parecer mucho, pero que alterarían considerablemente el equilibrio en las negociaciones para formar gobierno. No solo es que la candidatura conjunta ganara esos escaños, sino que lo haría especialmente a costa del PP (que perdería 7) y Ciudadanos (4 menos). La confluencia obtendría 85 escaños en este escenario, y esto colocaría a Pablo Iglesias y Alberto Garzón en una posición muy favorable para negociar con Pedro Sánchez. Sumando los suyos a los 88 que obtendría el PSOE, alcanzarían los 173 escaños, y se quedarían a tan solo 3 de la mayoría absoluta.

Pero este ejercicio teniendo en cuenta los efectos mecánicos del sistema electoral solo se trasladaría a la realidad si todo lo demás permaneciera constante el 26-J. Tendrían que darse dos condiciones:

  • 1. Que al menos todos los votantes de IU y de Podemos por separado repitieran su voto, esta vez a una coalición conjunta.
  • 2. Que los votos al resto de partidos no se viera alterado.

Respecto a esta segunda cuestión, que va a resultar crucial, las encuestas de las últimas semanas parecen mostrar una ligera tendencia al alza del PP, mientras que PSOE y Ciudadanos registran cierto descenso. La partida se juega a cuatro bandas y en 52 terrenos de juego con sus propias lógicas, así que hasta que no avance más la campaña no se podrá saber cómo se van resolviendo las disputas a nivel provincial.

Al margen de los trasvases de votos y las estrategias de los otros partidos para fidelizar a sus votantes, lo que debería preocupar en Unidos Podemos es la primera cuestión: cómo mantener a votantes de una y otra formación para que repitan el 26-J su voto, esta vez en la forma de candidatura conjunta. Es cierto que el electorado de Podemos e IU es bastante parecido en términos ideológicos y hay bastante afinidad entre ellos, en el sentido de que quienes tienen alta probabilidad de votar a uno también la tienen de votar al otro. Sin embargo, no es menos cierto que los rechazos de los votantes de una y otra formación existen, son manifiestos y pueden poner en peligro el supuesto crucial de la simulación anterior sobre los efectos mecánicos del sistema electoral.

Los rechazos dentro de la confluencia

Todavía no hay muchas encuestas que permitan valorar el éxito electoral que tendrá la candidatura conjunta. Lo que sí sabemos es que hay bastantes fobias y recelos entre los votantes de una y otra formación que podrían poner en entredicho el potencial éxito de Unidos Podemos. Los datos del barómetro del CIS más reciente reflejan considerables rechazos cruzados: un quinto (el 20,7%) de quienes votaron a Podemos afirmaba que con toda seguridad no votaría nunca a IU, y la cifra de rechazos a Podemos es aún mayor entre los votantes de IU: casi un tercio (el 29%).

Estas respuestas fueron recogidas por el CIS a primeros de abril, cuando ambas formaciones seguían presentándose ante sus electores como opciones alternativas. Por eso es de esperar que en las próximas semanas los rechazos se atenúen ahora que 'el otro' ha pasado de ser un rival a ser un socio de coalición electoral. A esto apuntan precisamente los resultados de un sondeo más reciente de Metroscopia.

Al preguntar sobre la intención de votar a una en ese momento hipotética candidatura conjunta de ambos partidos, se comprueba que el rechazo en ambos lados no es tan alto. Al plantearse no como candidaturas rivales sino como una candidatura conjunta, el 15% de los de IU y el 3% de los de Podemos la rechaza. Pero de nuevo los recelos a la coalición son mayores entre los votantes de IU. Algo que también se ha puesto de manifiesto con las consultas a la militancia de ambas formaciones, y en un sondeo incluso más reciente en el que la candidatura conjunta ya se recoge como única.

Estos últimos datos, procedentes del sondeo EE3 publicados el pasado domingo, muestran de nuevo que la coalición suscita menos entusiasmo entre los votantes de IU, porque solo un 65% afirman que votarían por la coalición, frente al 77% de los votantes de Podemos.

Quedan todavía varias semanas de campaña electoral y aún pueden cambiar muchas cosas, pero pérdidas de votantes que ahora pueden parecer pequeñas podrían resultar cruciales para conseguir algunos escaños especialmente disputados.

Al replicar la simulación de la primera imagen, pero asumiendo esta vez que quienes rechazan el pacto se abstendrían (un 3% de los votantes de Podemos y un 15% de los de IU, como sugieren las encuestas), los resultados no serían tan esperanzadores para Unidos Podemos. Juntos obtendrían 10 escaños más que separados, pero en este escenario el PSOE le quitaría un escaño a Podemos y el PP mantendría sin problema los de Las Palmas o Granada que están en juego. Si el rechazo entre sus miembros se exacerba en lugar de mitigarse, las pérdidas serán mayores para ambos.

Como ha quedado patente, un sistema electoral como el español tiene particularidades que hace los partidos tiendan a unirse si su viabilidad electoral por separado está en peligro o si sus probabilidades de éxito son mayores compitiendo juntos. Pero no se trata simplemente del efecto mecánico ampliamente estudiado por la literatura especializada, sino también de los efectos psicológicos que anticipan no solo los partidos, sino también los votantes.

Tanto Podemos como IU se han dado cuenta de que concurrir juntos como coalición electoral potencialmente beneficia a ambos. Pero para que Unidos Podemos sea realmente exitoso todavía falta que los votantes de IU que ahora no se sienten cómodos dando su apoyo implícito a Podemos sientan que ellos también ganan. Y esto no solo depende de los votantes, sino especialmente de los líderes de ambas formaciones.

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