MIGUEL SEBASTIÁN. EXMINISTRO DE INDUSTRIA,TURISMO Y COMERCIO
OPINIÓN

Una oportunidad para Venezuela

Miguel Sebastián, exministro de Industria, Turismo y Comercio.
Miguel Sebastián, exministro de Industria, Turismo y Comercio.
JORGE PARÍS
Miguel Sebastián, exministro de Industria, Turismo y Comercio.

Venezuela vive una situación crítica, desde un punto de vista político, económico y social. Una situación que se ha ido deteriorando a lo largo de los últimos meses, pese a los esfuerzos de los mediadores internacionales, entre los que destaca el ex presidente español Rodríguez Zapatero. La excarcelación del líder de la oposición, Leopoldo López, sin embargo, puede suponer un giro a este deterioro, que podría revertirse en los próximos meses, que van a ser claves en la evolución del país.

Desde España tendemos a presentar el conflicto como un choque de bloques homogéneos: los chavistas, por un lado, y la oposición democrática, por otro. Desgraciadamente la situación es mucho más compleja. Dentro del chavismo hay diferentes tendencias, unas partidarias del diálogo y la transición pacífica, otras dispuestas a la resistencia numantina y al enfrentamiento, incluso armado. Algo parecido ocurre en la fragmentada oposición. Ahora la liberación de Leopoldo López y su posición de liderazgo podrían reforzar la posición más dialogante en ambas partes y, de este modo, contribuir a retomar el diálogo, para que Venezuela pueda salir del atolladero en el que se encuentra.

Venezuela necesita una transición política, pero también económica. Y ambas deben ir de la mano. En su economía hay señales de una sociedad bajo hiperinflación: tiendas vacías con unos consumidores con multitud de billetes que apenas tienen valor. Pero también hay señales de sociedad bajo una gran depresión: tiendas repletas de bienes, pero para los que casi nadie tiene dinero. La razón para que coexistan estos dos extremos es que hay una economía en moneda local, el bolívar, y otra en dólares americanos. Para empeorar las cosas, hay un doble tipo de cambio entre el bolívar y el dólar. En el mercado oficial, un dólar se cambia por 10 bolívares. En el mercado libre, se cambia por 8.000. Esta disparatada dualidad, además de ser una fuente de ineficiencia y desabastecimiento, es el terreno abonado para una monumental especulación y corrupción. Para complicar más las cosas, cuando cayó el precio del petróleo, la principal fuente de ingresos del país, sobre el que se basaban muchas transferencias a muchos sectores de la población, éstas fueron sustituidas por transferencias en bolívares financiadas a base de imprimir moneda y elevar el déficit público. Esto agudizó la hiperinflación, que ya se acerca al 1.000% anual, y un mayor deterioro del tipo de cambio del bolívar, en una espiral insoportable para la población.

Arreglar este desaguisado requiere un gran Pacto Nacional. Salvando las distancias, algo parecido a los Pactos de la Moncloa en España, de los que ahora se cumplen 40 años. Un acuerdo que posibilitó la estabilización económica, el frenazo a la inflación y la entrada de la inversión extranjera en nuestro país, posibilitando la modernización de nuestra economía en los años 80. Y un acuerdo que posibilitó que la Transición política tuviera éxito en nuestro país y se inaugurase un período de prosperidad y convivencia como el que no había vivido antes.

La reunión, esta misma semana, entre Leopoldo López y Zapatero en Caracas puede suponer el comienzo de una nueva etapa, más esperanzadora de lo que hemos vivido estos meses. Una ventana de oportunidad en la que los líderes de una y otra parte puedan empezar, aunque sea a través de intermediarios, un diálogo para desbloquear la situación y avanzar en una transición pacífica en la compleja situación que atraviesa el país latinoamericano.

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