PEPA BUENO. PERIODISTA
OPINIÓN

¿Qué es España?

Pepa Bueno.
Pepa Bueno.
JORGE PARÍS
Pepa Bueno.

Este verano, un grupo de adolescentes muy viajados por el mundo me planteaba la cuestión de por qué los españoles hablamos tan mal de nuestro país. Por qué hay tantos que confunden a España con su Gobierno, con este Gobierno, con cualquier Gobierno. Por qué es sexi señalar insistentemente aquello que nos sale mal o las rémoras que arrastramos del pasado y por qué sus amigos les dicen que no se puede ser de izquierdas y decir a la vez que te gusta esta tierra y esta gente. No crean que me resultó fácil encontrar la respuesta. Me sentí como cuando los niños muy pequeños formulan esas grandes preguntas simples y esenciales ¿por qué nos morimos? o ¿nosotros somos ricos o pobres?

En el festín para pirómanos que son a veces las redes sociales y a propósito de la crisis catalana, estos días leí a alguien de fuera de Cataluña que decía algo así como "Yo también me quiero independizar de este país que cuelga galgos y pisotea todos los días derechos humanos". Yo no sé usted que me lee ahora mismo, pero ni yo ni nadie que conozca se ajusta a la descripción. Y creo que yo también soy ‘este país’, y supongo que lo son el autor de la gracieta y los cientos que lo compartieron en las redes en alegre algarada mientras yo me acordaba de las tribulaciones de mis adolescentes veraniegos.

Es verdad que este septiembre España se ha puesto bastante cuesta arriba. Terminamos el verano con el sobresalto y el trágico sabor de los atentados en las Ramblas y en Cambrils. Continuó con la vergüenza del uso político de los muertos, los heridos y el dolor de sus familias. Seguimos con el desdén de Rajoy ante la oposición en su comparecencia en el Congreso para hablar de los casos de corrupción que atraviesan su partido. Y a la vuelta de vacaciones nos esperaba el cenit de la gravísima crisis catalana de la que todavía no sabemos con exactitud cómo acabará, pero lo que es seguro es que el destrozo nos llevará años recomponerlo.

Pero España es también y sobre todo la santa paciencia de tantos y tantas que han enfrentado la crisis financiera, la crisis económica y la crisis política de estos años —casi una década ya— con dignidad, solidaridad, resistencia, empuje, voluntad de cambio y sabiduría popular. Hay quien sostiene que un país democrático es lo que no cambia después de que cambie su Gobierno. Y los de la santa paciencia estaban aquí mucho antes de este Gobierno —y de cualquier otro— y seguirán mucho después de que todo cambie algún día. ¿Qué dirán entonces los propagandistas de este ‘asco de país’?

¿Qué es España hoy? ¿Qué debe ser en el siglo XXI? El analista electoral Jaume Miquel me decía no hace mucho en una entrevista en la SER que en las siguientes elecciones generales se llevará el gato al agua quien mejor responda a estas preguntas.

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