ROSALÍA LLORET. PERIODISTA Y EXPERTA DIGITAL
OPINIÓN

El Internet de los buses

Rosalía Lloret, periodista.
Rosalía Lloret, periodista.
JORGE PARÍS
Rosalía Lloret, periodista.

El transporte y la movilidad urbana viven una revolución. En los últimos años, hemos presenciado el nacimiento de nuevas ideas que se aprovechan de la inteligencia artificial y de una sociedad cada vez más conectada para transformar la forma en la que nos movemos. Pero la mayoría de ellos se centran todavía en el transporte privado o, al menos, individual: los nuevos 'taxis' de Uber o Cabify; los coches eléctricos compartidos de Car2Go o EMov; las motos eléctricas también compartidas de eCooltra, la innovación de Tesla

Sin embargo, la forma más eficiente para la movilidad urbana sigue siendo el transporte público, en el que se desplazan decenas o centenares de ciudadanos en el mismo vehículo. ¿Es que no hay innovación posible en este ámbito? ¿No puede mejorar nuestro servicio público? De hecho se puede y mucho, especialmente el más 'ineficiente' transporte en superficie, que se mezcla en calles y carreteras con el transporte privado y se ve sometido también a todo tipo de circunstancias (meteorología, obras, etc.), casi siempre inesperadas: los autobuses.

Desde hace unos cuantos años, varias ciudades del mundo, también en nuestro país, han ido dando los primeros pasos para ofrecer una red de autobuses inteligente, gracias a la instalación de sensores en vehículos, paradas y, a veces también, en semáforos. Ya en 2011 la aplicación 'Navega por Madrid' de la EMT ofrecía a los usuarios información sobre tiempos de espera en cada línea y parada, y desde marzo, ha añadido la posición en tiempo real de cada autobús y la posibilidad de avisar al usuario en ruta de cuándo ha llegado a su parada. En Barcelona, la app de TMB ofrece servicios parecidos y, desde 2014, varias smartquesinas en el Paseo de Gracia incorporan pantallas de información con todos los datos del tráfico.

Pero en ninguna ciudad del mundo se han aprovechado todavía todas las posibilidades del 'Internet de las cosas' para ofrecer un sistema de autobuses verdaderamente inteligente. Y regular… no solo experimental, como el que llevó a cabo Ericsson (con autobuses sin conductor) en la ciudad sueca de Kista. De hecho, según los responsables de Citymapper -la popular app británica de información de trayectos en transporte público- los autobuses no han evolucionado apenas desde hace décadas. Y ellos dicen estar dispuestos a hacerlo.

Citymapper lleva años ofreciendo información y rutas en tiempo real a los usuarios de transporte público en varias ciudades del mundo (también Madrid y Barcelona), empezando por Londres. Primero, desarrollaron una app que se basaba en los datos públicos (open data) de las autoridades municipales. Pronto se dieron cuenta de que la información era muchas veces incompleta o inexacta, y que necesitaba ser complementada con otros datos obtenidos en tiempo real, especialmente a partir del uso de los propios usuarios. Y, para manejar tal volumen de datos, Citymapper creó un algoritmo especial –llamado Simcity- que evalúa en tiempo real la mejor ruta y modo de transporte público (o combinación de ellos) para llegar al destino deseado.

Por el camino, los responsables de CityMapper se dieron cuenta de que las rutas actuales de los famosos buses rojos de Londres no siempre dan el mejor servicio a sus usuarios, que podrían diseñarse otras rutas más eficientes, y que en ocasiones, incluso, lo más pertinente sería variar la ruta dependiendo de la demanda y de las circunstancias. Y han decidido ponerse manos a la obra.

El Proyecto Saltamontes, se ha limitado de momento a la puesta en marcha experimental de una nueva línea de bus en Londres los pasados 9 y 10 de mayo. Los minibuses inteligentes de Citymapper, pintados en verde (el color de la compañía), ofrecían 30 plazas, puntos de carga USB y pantallas digitales con información en tiempo real avanzada. Pero el nuevo servicio, que recorría el centro de Londres, se ha ofrecido solo de forma provisional y gratuita, dado que Citymapper no ha obtenido todavía la licencia necesaria de las autoridades de Londres. De momento, dicen, les ha servido para aprender más. Y piensan seguir a la carga.

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