VICENTE VALLÉS. PERIODISTA
OPINIÓN

Etapa volante independentista

Vicente Vallés
Vicente Vallés
20 minutos
Vicente Vallés

Cuarenta años después de las elecciones de junio de 1977, el independentismo ha conseguido un éxito importante: el segundo partido español, que ha sido el primero durante años, ha asumido como propio el concepto de la plurinacionalidad del Estado. El PSOE se suma así a una corriente de la izquierda española, que concede categoría principal a aquello que establece diferencias, frente a aquello que une. Consideran que aquello que tiende a unir es de derechas y, por tanto, beneficia al PP, y aquello que fija diferencias es de izquierdas y, por tanto, perjudica al PP. Esta tesis facilita la cercanía entre la propuesta territorial de Podemos y las de partidos como Esquerra o Bildu, que, por cierto, fueron los únicos dos grupos que se sumaron a los diputados de Pablo Iglesias en la moción de censura contra Rajoy.

Ahora, Pedro Sánchez ha establecido su firme determinación de impugnar el viaje que inició Felipe González al abjurar del marxismo en 1979, y que condujo a los socialistas al poder en 1982, abarcando no solo la izquierda, sino también el centro político. A Sánchez le seduce más el modelo de Zapatero, que alcanzó el poder en 2004 gracias al apoyo en la votación de investidura de todos los partidos a la izquierda del PSOE, desde Izquierda Unida hasta Esquerra, pasando por la Chunta Aragonesista y el Bloque Nacionalista Galego.

La proclamación por el PSOE del Estado plurinacional supone que los socialistas renuncian (al menos, parcialmente) a la defensa del pacto constitucional del que fueron protagonistas insustituibles en la Transición, y abandonan esa bandera en manos del PP y de Ciudadanos. La traducción que esto tenga en las urnas solo se despejará cuando se celebren las próximas elecciones. Y ese es el rubicón al que esperan los principales enemigos de Pedro Sánchez, que no están fuera del PSOE, sino dentro.

Ya no queda ningún partido de izquierdas que defienda el modelo territorial de la España autonómica, tal y como se pactó en la Constitución. Ahora, la izquierda se divide entre quienes proponen un Estado federal, los que apuestan por uno confederal o, directamente, aquellos que se suman a las reivindicaciones independentistas en favor de referéndums que permitan, en su caso, trocear el país en varios Estados soberanos. Pedro Sánchez está en la tesis federal, y así se lo dirá hoy al presidente del Gobierno. Considera que ese modelo refrenará las ansias independentistas. Es lo mismo que antes creyeron cándidamente Suárez, González, Aznar, Zapatero y Rajoy: que haciendo concesiones se cortocircuita la pasión reivindicativa de Convergencia, Esquerra o PNV. Todos se equivocaron. Nacionalistas e independentistas sí aceptan pactar victorias parciales, pero solo como una etapa volante hacia su victoria final. Y en eso están: en alcanzar la victoria final.

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