VICENTE VALLÉS. PERIODISTA
OPINIÓN

El fin de la conllevanza en Cataluña

Vicente Vallés
Vicente Vallés
20 minutos
Vicente Vallés

¿Qué tal estás? Pues voy tirando. 'Ir tirando' es una más de esas curiosas expresiones generadas por los españoles en el desarrollo de nuestra lengua a lo largo de los siglos. Supone una definición bastante precisa de la forma que tenemos de deambular por la historia, aunque pueda parecer todo lo contrario: un ejemplo de ambigüedad. En este tiempo convulso, los españoles vamos tirando de la cuestión catalana. Don José Ortega y Gasset, con toda la profundidad de su pensamiento, no necesitó inventar terminología cargada de hondura filosófica para decirnos, ya en los años 30, que no había solución para el problema catalán, y que tendríamos que conformarnos con 'conllevarlo'. En definitiva, con ir tirando de él: "No se puede resolver, solo se puede conllevar. (…) Los demás españoles tenemos que conllevarnos con los catalanes, y los catalanes también tienen que conllevarse con los demás españoles", dijo el gran filósofo.

Casi un siglo después, la conllevanza orteguiana está siendo sometida a un test de estrés particularmente complicado. Las costuras han saltado, los independentistas copan el espectro público en Cataluña, mientras los catalanes no independentistas ven el espectáculo por televisión y en un atemorizado silencio, que en nada les beneficia. Esta mitad de Cataluña que se conformaba con ir tirando y conllevar la situación ha perdido presencia pública. La otra mitad ya no quiere tirar más, ni conllevar nada. Da por superado el artículo más importante de cualquier constitución democrática del mundo: aquel que certifica, aunque sea de forma solo teórica, la igualdad de todos los ciudadanos. Es un principio difícil de consolidar en datos fiables, pero es un concepto innegociable. O debería serlo.

Los nacionalistas catalanes han derivado hacia el independentismo porque ya no aceptan el artículo 14 de la Constitución que establece que "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". Por tanto, tampoco cabe discriminación por haber nacido en un lugar u otro. Y el nacionalismo, por su propia naturaleza, considera que todos somos iguales, pero unos más iguales que otros. Y los 'más iguales' han de ser ellos.

¿Existe la fórmula que pueda hacer compatibles las demandas nacionalistas con el principio de igualdad para seguir conllevándonos? Pedro Sánchez cree que sí, que se puede ampliar el ya muy amplio autogobierno catalán sin pisotear el principio de igualdad. Pero todavía no explica cómo se hace, ni ha conseguido que le hagan caso. Quizá, porque le cuesta copar su cuota de protagonismo en esta batalla bipolar entre los independentistas y el PP. Quizá porque no haya cómo explicarlo.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento