Las primeras carreras de Carlos Sainz con Renault han dejado muy buenas sensaciones en todas las partes. Tanto el piloto como el equipo francés tienen claro que adelantar su fichaje al final de la pasada temporada para que se aclimatase rápido al nuevo equipo ha dado buenas sensaciones, aunque no tantos puntos (lleva 3 en las tres primeras carreras de la temporada 2018 de Fórmula 1).

Sin embargo, aunque mejore su rendimiento aún más y logre un buen saco de puntos a final de año, eso no le garantiza que vaya a seguir en el equipo francés. Es más: cuanto mejor lo haga, más opciones tiene de salir.

Esta irónica situación se debe a sus condiciones contractuales. Sainz es piloto de Renault, pero su firma pertenece a Red Bull. Al madrileño le movieron desde Toro Rosso porque se encontraba atrapado en un camino sin salida: en el equipo 'B' de Red Bull ya lo había demostrado todo, pero no le podían subir a la escuadra principal porque estaban Max Verstappen, el gran protegido y apuesta de futuro, y un Daniel Ricciardo que no sólo cumple, sino que está poniendo en un aprieto al propio corredor holandés.

Para no perder una relación que les había dado frutos a ambas partes, los Sainz (aquí también intervino el bicampeón del mundo de rallies y del Dakar), acordaron que lo mejor era una cesión a Renault, a la espera de lo que ocurriera en el futuro. Y en ese futuro entra en juego lo que vaya a ocurrir con Ricciardo. El reciente ganador del GP de China se ha ganado el respeto y el interés de varios equipos punteros. Ferrari, por ejemplo, le considera un candidato para sustituir a Kimi Räikkönen, cuyo contrato expira a finales de este año y nada hace pensar que vaya a renovarlo. Si Ricciardo deja Red Bull, el primer nombre en la lista para sustituirle es el de Carlos Sainz.

El piloto madrileño prefiere mantenerse al margen de estos rumores. No depende de sí mismo, al fin y al cabo. "Todo lo que sea 2019 y rumores de Red Bull ahora mismo no me interesan", dijo antes de que comenzara esta temporada.