Probablamente, los de Río han sido los peores Juegos Olímpicos de la historia. No desde el punto de vista deportivo, pero sí desde el de la organización y la seguridad.

Cuando el COI eligió en 2009 a Río sede de los Juegos por delante de Madrid, Brasil era un país emergente. Pero, en lo que a los Juegos respecta, eso quedó ahí. Si bien se temía el desastre más absoluto, este se ha mitigado con la siempre brillante actuación generalizada de los atletas, que con sus oros, marcas y récords lo eclipsan todo.

Afortunadamente, no ha habido actos terroristas; tampoco rastro del zika. Sin embargo, los fallos en estos Juegos han sido continuos, formando parte del día a día de los deportistas y de los profesionales que cubren el mayor acontecimiento deportivo del mundo. Un mundo que ha comprobado cómo la ciudad de Río no ha estado a la altura que de ella se esperaba.

Repasamos algunos incidentes durante estos Juegos.

Aguas verdes en las piscinas de trampolín. De repente, el agua de las piscinas de saltos de trampolín mutó a verde. La organización aclaró que no afectaba a la salud de los deportistas pero la imagen de esas piscinas quedará ya para el recuerdo.

Transporte caótico. Metro que no llegaba, dársenas rotas, tiempos de espera excesivos... Los que allí estuvieron hablan de infierno en cuanto a la posibilidad de desplazarse por la ciudad.

Inseguridad para los periodistas y voluntarios. Un autobús de la organización de los Juegos de Río para el traslado de periodistas y voluntarios entre sedes olímpicas fue atacado en una zona del oeste de la ciudad, cerca de la favela Ciudad de Dios. Como consecuencia del ataque, los cristales estallaron y al menos tres de los ocupantes quedaron con heridas leves.

Ausencia de público en las pruebas. Otra de las imágenes que quedarán en la retina del espectador de estos Juegos es la de muchas gradas vacías. La ausencia de público en muchas pruebas ha sido un lastre para Río. Los organizadores lo achacan a que muchos espectadores con entrada finalmente no han acudido a presenciar en directo las pruebas.

Sustos. En la primera semana, se produjo un incidente que pudo acabar en tragedia: la caída de una cámara spider en la zona próxima a la Arena Carioca 1, donde se disputa el torneo de baloncesto. El resultado fue de siete heridos leves. Otro incidente fue el hundimiento de la estructura de salida de la prueba de aguas abiertas ante el alucine de los nadadores.

Escándalos extradeportivos. Para muestra, dos botones. La orden de prisión preventiva contra el presidente del Comité Olímpico Irlandés, Patrick Hickey, miembro del COI, por su presunta vinculación con la red de venta ilegal de accesos a las competiciones y el incidente de los nadadores estadounidenses, entre ellos Ryan Rochte, que se inventaron un asalto para tapar una noche de juerga y que fueron pillados, siendo imputados dos de ellos.

Si mal han salido los Juegos Olímpicos, la cosa no pinta nada bien tampoco para los Paralímpicos, ya que su celebración empieza con mal pie.

El comité organizador reconoció hace unos días que necesita 54,6 de millones de euros para sacar adelante los Juegos Paralímpicos con el "nivel de servicios" que prometió.

Mario Andrada, portavoz de la organización, reconoció ese déficit. "La razón por la que tomamos fondos (de los Olímpicos) es que la venta de entradas y los patrocinios no han ido como esperábamos", confirmó.