Ruth Beitia logra el oro en salto de altura: primero en atletismo desde Barcelona 92

La atleta española Ruth Beitia guiña el ojo con su medalla de oro en salto de longitud.
La atleta española Ruth Beitia guiña el ojo con su medalla de oro en salto de longitud.
EFE
La atleta española Ruth Beitia guiña el ojo con su medalla de oro en salto de longitud.

La española Ruth Beitia, la mayor de las 17 finalistas con 37 años, pudo al fin ver realizado el sueño de su larga carrera deportiva al proclamarse campeona olímpica de altura con un salto de 1,97 metros.

La búlgara Mirela Demireva y la croata Blanka Vlasic, que saltaron lo mismo que la española, pero con más fallos, la acompañaron en ese orden en el podio.

No estaba la campeona de Londres 2012, Anna Chicherova, por el veto a Rusia por "dopaje de Estado".

Cuatro años después de su cuarto puesto en Londres, Beitia, triple campeona de Europa, afrontaba su última competición olímpica "en un estado de forma increíble", disfrutando de "la última oportunidad" de cumplir su sueño del podio olímpico que la convertiría en la medallista de más edad de la historia en esta disciplina.

Con victorias en los mítines de la Diamond League de Oslo, Esstocolmo y Londres, Beitia competía en una pista rápida, como a ella le gustan, en un ambiente de calor húmedo que le recuerda a su tierra, Santander, y después de haber hecho muy buenos entrenamientos de técnica en Río. 

Era una final de alto nivel medio: 17 atletas (todas en el estrecho margen de siete centímetros en el ránking del año) se habían colado en ella mediante la clasificación automática, saltando la marca de 1,94 exigida. La española, con su ojo de experta, previó que para ganar medalla habría que saltar dos metros, pero fue suficiente con tres centímetros menos.

La favorita era Chaunte Lowe, líder mundial del año con 2,01, que cuenta con dos sextos en su experiencia olímpica. La norteamericana, mamá por tres veces, quería despedirse con un oro en sus últimos Juegos. Sólo ella y la alemana Marie-Laurence Jungfleisch habían superado los dos metros este año.

De la misma edad que Chaunte, 32, la croata Blanka Vlasic, doble campeona mundial, quería reverdecer laureles después de una temporada casi en blanco, recuperando su tendón de aquiles. Como las otras veteranas, luchaba por su primera medalla olímpica.

Nunca como en Río la final de altura había ofrecido un duelo generacional tan cerrado. Del lado de las jóvenes, la estadounidense Vashti Cunningham, de 18, hija del jugador de grandes ligas Randall Cunningham, había batido en marzo a Ruth Beitia para conquistar el título mundial en pista cubierta. Aquí, sólo pudo ser decimotercera.

La española fue la primera en intervenir. Lo hizo saltando 1,88, como también lo hicieron las otras 16. Después el listón subió a 1,93. Ruth voló sobre la varilla a la primera. Ahí cayeron cinco, y siete más en la siguiente altura (1,97).

Quedaban cuatro para tres medallas y la española, que no había cometido un solo fallo, seguía primera cuando, junto a la búlgara Mirela Demireva, Vlasic y Lowe, atacó la barra en 2,00 metros.

Ninguna de las cuatro pudo con esa altura. El orden provisional se elevó a definitivo y entonces sí, Beitia sonrió para despedirse de los juegos.

"Con 41 años no me veo en los próximos. La vida ha sido muy generosa conmigo, me ha dado una segunda oportunidad, me lo estoy pasando mejor que nunca, pero esto hay que dejarlo cuando estás al cien por cien, en una situación plena", había declarado tras ganarse el puesto en la final sin un solo fallo en la ronda de clasificación.

Emoción

El entrenador de Ruth Beitia, Ramón Torralbo, apenas pudo articular palabras después de que su pupila conquistase este sábado la medalla de oro olímpica en salto de altura en un "emocionante" concurso, una "merecida" medalla en Río de Janeiro.

"La verdad es que me cuesta mucho hablar. En este momento tengo muchas emociones, esperar hasta el último segundo para saber si es medalla de oro ha sido emocionante", explicó en declaraciones a la COPE, instantes después de conocer el resultado.

"Ha sido capaz de aguantar mucho estos cuatro años y yo espero ahora que siga un poco más", afirmó exultante su entrenador, contento por una Beitia que a sus 37 años logró, con creces, el metal que se le resistió en Londres 2012, donde fue cuarta.

Torralbo reconoció que es "muy difícil" que la cántabra esté dentro de cuatro años en sus quintos Juegos pero sí reconoció su ilusión por verla seguir compitiendo. "Está en sus manos y sus pies. Es fundamental que disfrute de esto porque se lo ha merecido", finalizó.

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