"A España le estamos diciendo que muy bien, que bravo, que palmada en la espalda... pero ahora hay que hacer más reformas y más reformas de las reformas porque el mundo cambia y hay que cambiar con él".

La frase de Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha resumido este lunes la visión que el club de los países desarrollados tiene sobre las perspectivas de España. Una economía cuya "fase expansiva" navegó sobre los "beneficios de sus reformas" y los vientos de cola que supusieron el petróleo barato y bajos intereses del BCE: pero un país que, dice la OCDE, necesita mejoras para continuar su expansión. Todo un reto, con un Gobierno más debilitado en apoyos. "Los gobiernos minoritarios tienen más trabajo para aprobar reformas", advierte Gurría.

La OCDE, en su nuevo informe de Perspectivas Económicas, mejora en cuatro décimas el ritmo esperado de crecimiento de la economía española este año, hasta dejarlo en el 3,2% —en línea con las estimaciones del FMI, la CE o del Ejecutivo español— por un entorno exterior "más robusto" de lo pensado y por la inercia que le ofrecen las reformas pasadas. Será el quinto crecimiento más alto de todos los países desarrollados.

Pero el organismo no es tan optimista para el año que viene. El ministro De Guindos adelantó hace unos días que el PIB crecería en 2017 al 2,5%, pero la OCDE no se estira más allá del 2,3%. Y lo explica en que, pese a que la "fase expansiva" continuará los dos próximos años gracias al impulso de la demanda doméstica, se debilitarán otros factores que hasta ahora habían apoyado el consumo, como los precios del petróleo (ahora más altos) o aquel "relax fiscal" del Gobierno en período electoral, que rebajó impuestos y elevó el gasto de las administraciones.

La consecuencia para la OCDE es doble: España frenará su crecimiento el próximo año y tampoco cumplirá el objetivo de déficit que dicta Bruselas: lo estima en el -3,6% pese a que el objetivo de la Comisión para España es del -3,1%. Además, la deuda pública que sirve para financiar ese desfase se mantendrá por encima del 100% del PIB y, en lugar de rebajarse, aumentará al 102,1%. "Una vuelta de las turbulencias a los mercados financieros podría lastrar la confianza e incrementar los costes de la deuda", advierte la OCDE sobre un eventual alza en la prima de riesgo.

Fuente: Elaboración propia / (*) El objetivo de déficit es -4,6% (2016) y -3,1% (2017)

Por eso, el club de los países ricos insiste en que España debe llevar a cabo "reformas de las reformas". Pero es consciente de que su elevada deuda y las dificultades que tendrá para cumplir con el límite de déficit, le dejan un "margen limitado" para impulsar medidas fiscales de estímulo que la OCDE, en su informe, sí pide a otros países como Alemania, más capacitados para tirar del carro, "catalizar" la actividad económica privada" y escapar así de la "trampa del bajo crecimiento mundial".

No es el caso de España. Sin capacidad para dispendios, la Organización recomienda a nuestro país que use "cualquier espacio fiscal disponible" para financiar iniciativas que permitan un crecimiento más rápido e inclusivo y un el saneamiento de sus cuentas públicas. Las prioridades del gasto, según la OCDE, deberían orientarse a:

En relación a los ingresos, la OCDE aconseja un plan fiscal orientado hacia la sostenibilidad fiscal a medio plazo y en el que la tributación se oriente más hacia el consumo y a las tasas ambientales, más que a gravar la renta del trabajo. Las medidas sobre ingresos que recomienda, son:

"Además, España tiene aún varios retos por delante, el paro sigue siendo alto y el crecimiento de la productividad ha sido nulo estos años", aseguró Catherine Mann, la economista-jefe de la OCDE, durante la presentación del informe que estima que la tasa de paro de España bajará en 2016 hasta el 19,6%, al 17,7% en 2017 y al 16% a finales de 2018. "Una tasa que seguirá doblando la media de la eurozona", advierte el informe.

Fuente: OCDE

El foco para reformar el mercado de trabajo, según la OCDE, debe ser ya distinto en España. "Ya no estamos hablando de flexibilidad laboral, hablamos de productividad", zanjó el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.

Catherine Mann valoró la reforma laboral llevada a cabo por el Gobierno de Rajoy, que ha rebajado la tasa de paro del 26% a menos del 20%, pero advirtió que sigue siendo alta —particularmente en el caso del desempleo de larga duración y entre los menores de 25 años— y que debe ser "complementada" a partir de ahora por una inversión tecnológica y políticas formativas de reciclaje que impulsen  la "productividad".

"Si no aumenta la productividad, la economía no resiste y la competitividad se deteriora", advirtió la economista, que instó al Gobierno a mejorar la formación de los trabajadores, a adecuar las titulaciones a lo que necesitan las empresas y a mejorar las aptitudes digitales de la clase trabajadora con menor capacitación.