Roger Mayne, documentalista de la picardía callejera londinense

  • Fotógrafo autodidacta y con afanes humanitarios, Roger Mayne (1929-2014) dedicó su trabajo a los barrios deprimidos que sucumbieron a la especulación.
  • Consagró seis años de trabajo a la calle Southam, un lugar maltrecho abandonado por las administraciones para derribarlo y afrontar promociones inmobiliarias.
  • La Photographer's Gallery de Londres dedica una antología al documentalista.
Escena en la calle londinense de Southam, en una foto de Roger Mayne de 1959
Escena en la calle londinense de Southam, en una foto de Roger Mayne de 1959
© Roger Mayne / Mary Evans Picture Library - Courtesy of the Mary Evans Picture Library
Escena en la calle londinense de Southam, en una foto de Roger Mayne de 1959

Cuando el fotógrafo Roger Mayne, nacido en 1929 en Cambridge, falleció en Londres en 2014 a los 85 años, los obituarios singularizaron al documentalista como uno de los primeros ingleses en entregarse a la recolección de imágenes callejeras con pretensiones humanitarias. Convencido de que era necesario mostrar y registrar la vida en los barrios deprimidos de la ciudad, Mayne dedicó seis años de trabajo a una sola zona, la de la calle Southam, en Kensington, al noroeste de la capital.

La Photographer's Gallery de Londres presenta, hasta el 11 de junio, una antología del trabajo de Mayne, la primera y con mayor número de obras que se celebra en la capital británica desde 1999. Los organizadores entienden que el "enfoque humanista" del documentalista en los años posteriores a la II Guerra Mundial "influyó de manera significativa" en las generaciones posteriores de fotógrafos del país.

Al fotógrafo, un autodidacta a quien gustaba el estilo caliente y cercano de reporteros de fuste como Cartier Bresson, Paul Strand —a quien conoció en persona en París—, W. Eugene Smith y Hugo Van Wadenoyen —teórico de la técnica fotográfica que tomó bajo su tutela a Mayne, le gustaba pasear por la calle Southam antes de las grandes reformas inmobiliarias, cuando el barrio era señalado como nada aconsejable por las guías por su alto grado de delincuencia.

Donde los demás veían malaje, Mayne encontraba emoción, alegría y ganas de vivir. Entre 1956 y 1961 fue con ritmo casi diario al barrio, quizá sospechando que aquel lugar era anacrónico y tenía los días contados, o quizá  buscando, como ha señalado en alguna entrevista, “un proyecto personal”, “una referencia” para seguir haciendo fotos pese al malvivir que conllevaba el oficio para los reporteros independientes.

Niños de la calle y tribus urbanas

Cuando comenzó a vender imágenes sueltas a diarios, las fotos de Mayne llamaron de inmediato la atención por el compromiso social que implicaban. Supo entrar en el juego y dejarse llevar, sobre todo por los niños que hacían de la calle un terreno de juegos y los adolescentes de las primeras tribus urbanas inglesas, los teddy boys y las teddy girl.

“Había belleza en aquella calle, un cierto tipo de esplendor decadente y siempre un ambiente estupendo. Romántico, en el frío del invierno; frenético, en el verano; cálido y amigable en la primavera… Sigo recordando mi excitación cada vez que doblaba la esquina para entrar en la calle Southam”, recordó con el tiempo el fotógrafo, cuyo archivo casi completo pertenece al Museo Victoria & Alberto y puede verse en la web de la pinacoteca.

Barrio derribado en 1968

La barriada pobre, de casas maltrechas y situación sanitaria discutible —casi ninguna de las 140 construcciones, de dos alturas y  nueve viviendas cada, tenía baño— fue derribada en 1968 en una de las habituales maniobras urbanísticas y especulativas de las grandes ciudades.

En lo que fue la calle levantaron la monstruosa torre Trellick, diseñada por el arquitecto húngaro de la escuela del brutalismo Ernö Goldfinger, de cuya catadura y apellido se sirvió el escritor Ian Fleming para crear a uno de los más cómicos enemigos de James Bond.

En los discos de The Smiths

Además de las fotos de la calle Southam —usadas, por cierto, en algúnos discos de The Smiths, uno de los grupos de rock de los años ochenta más patrióticos de los britanidad—, la exposición también ofrece algunas obras menos conocidas, como sus imágenes tempranas, a comienzos de los años cincuenta, en Leeds, donde desarrolló su interés por la vida callejera en los barrios bajos de la ciudad y se alejó de toda pretensión pictorialista para comprometerse con el realismo social.

También se exhiben piezas de una serie que tomó, entre 1961 y 1965, en el área industrial de Park Hill, en Sheffield, donde retrató los ambientes en bloques residenciales de obreros, bailes juveniles de fin de semana y escenas de fábricas. Los valores del documentalista no variaron: empatía con los sujetos retratados, respeto hacia cualquier persona y una alta habilidad para la composición y el uso de los ángulos, sombras y formas abstractas de los edificios.

Diseños gráficos

La antología completa el dibujo de la personalidad del fotógrafo con diseños gráficos que firmó para revistas y portadas de libros y una selección de cartas personales que atestiguan su interés por la fotografía como soporte para documentar la realidad histórica.

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