Los fetichismos sexuales de grandes cineastas

  • Buñuel, Kubrick, Hitchcock, David Lynch o Luis García Berlanga han sido geniales cineastas que han mostrado su adoración, por objetos y partes anatómicas concretas, en pantalla.
  • Tarantino nunca ha tenido reparos en mostrarse un fetichista de los pies de mujer.
  • FOTOGALERÍA: Los fetiches sexuales de los genios del séptimo arte.
Una imagen de 'Grindhouse: Death Proof' (2007) dirigida por Quentin Tarantino
Una imagen de 'Grindhouse: Death Proof' (2007) dirigida por Quentin Tarantino
Fox
Una imagen de 'Grindhouse: Death Proof' (2007) dirigida por Quentin Tarantino

Quentin Tarantino , que hace 25 años debutó como guionista y director con Reservoir Dogs, es uno de los cineastas que ha seguido una línea muy personal en sus obras. Y pocos han sido tan estudiados y analizados como él. Entre los detalles más sorprendentes, descubrir que sentía una especial predilección por los pies de mujer. Los de Uma Thurman en Pulp Fiction (1994) o el díptico Kill Bill (2003-2004), por ejemplo.

O los de Bridget Fonda y Pam Grier en Jackie Brown (1997), Diane Kruger en Malditos bastardos (2009) o los de las protagonistas de Grindhouse: Death Proof (2007) daban buena cuenta de ello, y el director les dedicaba explícitos planos a estas partes de la anatomía. El mismo Tarantino no ha tenido reparos en reconocerlo en más de una entrevista. "No estoy avergonzado en decirlo. Si piensas en otros directores que han venerado los pies, hemos tenido a Hitchcock, a Luis Buñuel o a Sam Pechinpah. Realmente es una excelente compañía. Y también sugiere que eran grandes directores porque sabían exactamente donde poner la camara y qué enfocar. Pero pienso que también las piernas o los traseros han compartido un tiempo equitativo en mis películas" (entrevista recogida en 2013 por The Talk).

En pocas líneas, Tarantino había citado a otros enormes cineastas que habían plasmado en la pantalla sus obsesiones sexuales. Reconocida era la irresistible atracción que sentía Hitchcock por las rubias, y en tiempos en los que la censura no permitía mostrarse demasiado generoso, el maestro británico supo transmitir deseo sexual encuadrando bellamente a hombros desnudos o las nucas de sus heroínas, incluso un jersey que permitía intuir que debajo no había sujetador. Sin embargo, entre sus fetiches hay otro que ha pasado más desapercibido, el del recurso de las gafas de sol en sus personajes.

Morbosidad, surrealismo, atracciones tan extrañas como peligrosas, lencería o tacones de aguja, entre los más provocadores están Pedro Almodóvar, y no solo por su "chicas Almodóvar", o David Cronenberg con sus especiales relaciones entre humanos y tecnología, Videodrome (1983) o Crash (1994) por ejemplo. David Lynch ha sido otro de los expertos en la materia desde los tiempos de Terciopelo azul (1986). Al igual que Kubrick, con todo tipo de objetos —La naranja mecánica está plagado de ellos—, lolitas y curiosamente su obcecación por los baños. Un espacio muy privado y presente en casi todas sus películas, incluso en 2001, una odisea del espacio (1968), en el que a menudo tenían lugar momentos significativos. Ejemplar es la escena, censurada en su momento, en la que Craso (Laurence Oliver) le pregunta a su criado (Tony Curtis) sobre si prefiere "las ostras o los caracoles" —las mujeres o los hombres— en Espartaco (1960).

Todo un maestro también en el arte de la provocación era Luis Buñuel. Entre sus imágenes más famosas la que mostró la ansiedad sexual de una joven (Lya Lys) en la película muda La edad de oro (1930), y lo hizo en un plano donde le chupaba los dedos de los pies a una estatua de mármol. Pies, piernas, zapatos o botines eran una constante en su filmografía, muy destacada en títulos como Él (1953), Viridiana (1961), Diario de una camarera (1964), Belle de jour (1967) o Tristana (1970). Sin embargo, en su vida íntima era mucho más recatado y convencional. Sus cronistas relatan que en la cama con su esposa le gustaba mantener sexo en posturas no especialmente originales, y con la precaución de colocar un suéter en el picaporte para evitar que algún curioso pudiera mirar desde la cerradura.

Luis García Berlanga fue otro de los autores imprescindibles. Además de ser uno de los precursores del premio La Sonrisa Vertical de literatura erótica, emblemáticas son el personaje masoquista que interpretaba Bárbara Rey en La escopeta nacional (1978) o, mucho más evidente, la muñeca hinchable de Tamaño natural (1973). Otro adorador confeso de los zapatos de mujer es Mel Gibson, aunque sus películas acostumbran a ir por otros derroteros, más beligerantes y violentos.

Michael Bay y sus "chicas Transformers"

Directores de grandes éxitos en taquilla como James Cameron y Michael Bay también han sido convenientemente estudiados, y lo cierto es que sus películas presentan signos de sus gustos. A Michael Bay no solo le van las explosiones, coches y motos, también siente predilección por las chicas con labios prominentes, ahí están dos de sus musas, sus "chicas Transformers" Megan Fox o la modelo de Victoria's Secret Rosie Huntington-Whiteley. Por su parte, a Cameron le gustan las mujeres altas o fuertes, Jamie Lee Curtis, Sigourney Weaver o Linda Hamilton entre ellas.

Entre los más clásicos, Erich von Stroheim (1885-1957) era de los que intentaba controlar hasta el más ínfimo detalle en sus producciones, destacó en el cine mudo, por ejemplo, con la obra maestra Avaricia (1924) o en la inacabada La reina Kelly (1929), a cuya protagonista (Gloria Swanson), en una de las escenas se le caía literalmente su ropa interior, una enaguas, ante la presencia de un príncipe. Por su parte, a Ed Wood (1924-1978), célebre por ser considerado "el peor director de la historia", le encantaba vestirse de mujer, y así lo reflejó en una de sus películas, Glen o Glenda (1953).

Aunque para fetichismos y filias envidiables, el del cineasta francés Roger Vadim que llegó a casarse con nada menos que algunas de las mayores sex-symbols de toda la historia, Brigitte Bardot —a la que lanzó al estrellato con Y Dios creó a la mujer, en 1956—, o Jane Fonda, protagonista de la aventura sexy-espacial Barbarella (1967). También la maravillosa Catherine Deneuve fue una de sus parejas.

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