Innovación y dinamismo en los años 20: el despegue del diseño de los EE UU en la era del jazz

  • Una muestra en Nueva York reúne joyas, moda, muebles, textiles, vajillas, arte, carteles, decoración, arquitectura y artes aplicadas de los los años veinte.
  • Fue el primer momento de la historia en que los EE UU exportaron una forma de vida de frenesí desinhibido y un modelo de cultura: basado en el ritmo del jazz.
  • Los 400 objetos de la exposición, con fotos y fichas explicativas.
Detalle de un biombo diseñado en 1930
Detalle de un biombo diseñado en 1930
© Rose Iron Works Collections, LLC. Photo: Howard Agriesti
Detalle de un biombo diseñado en 1930

"No quiero repetir mi inocencia. Sólo deseo perderla de nuevo". El escritor y vividor Francis Scott Fitzgerald resume en la frase la incandescencia de la llamada era del jazz, los años, solapados con los locos veinte, en los que todo parecía posible porque todo estaba a punto de irse a pique —como se demostró al final de la década con la Gran Depresión—.

El tiempo de locura, alcohol —prohibido por ley, pero consumido más que nunca en los EE UU—, velocidad y nuevas costumbres sexuales y sociales, llegó acompañado por la mayor explosión creativa del diseño y las artes aplicadas, dado que la prosperidad posterior a la I Guerra Mundial consolidó una clase media joven y pudiente que deseaba vivir según dos principios: innovación y dinamismo.

La exposición The Jazz Age: American Style in the 1920s (La era del jazz: el estilo de los EE UU en los años veinte) muestra 400 objetos, de muebles a joyas, de zapatos a vajillas, de textiles a cuadros, que colocaron por primera vez al país norteamericano como líder mundial de una forma de vida basada en el mismo frenesí desinhibido que predicaba la música jazz —un ritmo nacido en burdeles y locales de mala fama a partir de los ritmos africanos de los negros descendientes de los esclavos—.

La muestra, organizada por el Museo de Diseño Cooper Hewitt y en cartel hasta el 20 de agosto, es la primera con pretensión editorial que condensa la primera exportación cultural propio de los EE UU. Con el hedonismo, la juventud, la belleza y la prosperidad como cimientos y las primeras estrellas masivas del cine como símbolos, el país se convirtió por primera vez en el espejo en el que se miraba Europa.

A través de una rica gama de 400 obras procedentes de colecciones públicas y privadas, la exposición explorará "todos los aspectos del diseño" asociado a la década: arquitectura, interiorismo, artes decorativas, joyería, moda, música, cine..., prometen desde el museo. "La mejor metáfora para el nuevo lenguaje de este período fue el jazz, que llegó a definir una era de innovación y modernidad en el pulso y el ritmo de la actitud de los EE UU", añaden.

Crecimiento de las ciudades

La exposición intentará explicar los impulsos que dieron lugar a la era del jazz y la implosión del diseño estadounidense, desde la admiración por los movimientos esteticistas europeos como el art déco, hasta el crecimiento drástico de las ciudades, las vanguardias artísticas, las nuevas costumbres sociales y el papel de la tecnología.

A esta "edad brillante" de talentosa creatividad y artesanía, urbanidad en alza y flujo de la experimentación de ida y vuelta a través del Atlántico, contribuyeron también la arquitectura estadounidense de los rascacielos, que fascinó al mundo, y el aumento del poder adquisitivo de las clases medias, que deseaban consumir buen gusto pero mediante nuevas formas.

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