Spinner, el juguete antiestrés y para hacer trucos que arrasa entre los niños

Es una idea simple: un rodamiento central del que salen unos pequeños brazos con contrapesos que también giran. Lo que se puede hacer con él: hacerlo girar entre dos dedos. Pero como suele pasar con las cosas más sencillas, los spinners están haciendo furor.

Estos pequeños juguetes que se anuncian como ideales para mitigar el estrés están arrasando por todo el planeta y desde hace poco también entre  niños, adolescentes y adultos españoles. Su giro a gran velocidad y por tiempo prolongado los convierten en casi hipnóticos.

Los spinners se venden en casi cualquier sitio, desde internet a comercios de barrio, desde unos cuatro euros a varias decenas, dependiendo del diseño y el material, que puede ser de metal (metal spinners), plástico... con dos brazos o tres y de diseños variados, los hay incluso con luces led o peligrosos, con filos cortantes a lo estrella ninja.

Este juguete lo inventó en 1997 la estadounidense Catherine Hettinger, que simplemente quería encontrar una forma de entretener a su hija. Patentó su idea, que pasó desapercibida y pocos años después perdió la patente al no poder hacer frente al coste de renovación de la misma.

Según declaró ella misma al diario The Guardian, ahora lucha por llegar a fin de mes, como una ciudadana media cualquiera y a pesar de que su invento se fabrica y vende por millones en todo el mundo y ella no recibe dinero por ello, dice sentirse "contenta" por el éxito de su idea.

Los spinner, que ya se postulan como las nuevas peonzas, tienen también sus trucos (tricks) para hacerlos más entretenidos. Desde pasárselo de una mano a otra sin que deje de girar o conseguir mantenerlo en equilibrio sobre un solo dedo. Hacerlo girar sobre otro spinner, sobre la nariz y cualquier pirueta que se pueda imaginar hacen que este juguete pierda su función relajante.