El alcalde de Laviana, Adrián Barbón, ha sido elegido nuevo secretario general de la FSA-PSOE en las elecciones primarias celebradas este domingo entre sus 8.240 militantes para elegir al sustituto de Javier Fernández, que cierra así una etapa de casi diecisiete años al frente de esta federación socialista.

Barbón ha obtenido 3.315 votos (el 60,8%) de los 5.472 afiliados que han participado en los comicios, el 66,45% del censo, frente a los 2.072 apoyos (37,8%) logrados por el portavoz socialista en el Ayuntamiento de Gijón, José María Pérez, más conocido como Josechu, y apoyado por los partidarios de Fernández, presidente del Principado y que anunció que no optaría a la reelección el 27 de mayo, seis días después de que Sánchez ganara las primarias.

Alcalde desde hace nueve años del pueblo donde nació, Laviana, era el candidato del sector afín a Pedro Sánchez, en cuya campaña para liderar el PSOE se implicó activamente.

Barbón se afilió a las Juventudes Socialistas con 17 años, y lideró la organización juvenil en Laviana y el Valle del Nalón. Se licenció en Derecho en la Universidad de Oviedo en 2002 y después completó un máster en liderazgo.

En 2003 entró en el Ayuntamiento de Laviana como concejal, y cinco años después se convirtió en alcalde tras dimitir su antecesor. Ganó las elecciones de 2011 y 2015, mantuvo los ocho concejales del PSOE (sobre un total de 17) y, con el 40% de los votos en los dos casos, aventajó en veinte puntos a la segunda fuerza.

Tras un breve paso por el Congreso entre septiembre y octubre de 2015, su nombre comenzó a sonar con fuerza para liderar el socialismo asturiano en otoño de 2016. Ganó enteros gracias a su defensa del no a Rajoy, su perfil renovador y su apoyo a Pedro Sánchez, y la victoria de este último le impulsó definitivamente.

Sus mensajes de campaña se han basado en extender el "cambio" sanchista a su federacion. Barbón tiene una excelente relación con la dirección de Ferraz, donde se celebra su victoria, y tiene línea directa con la número dos del PSOE, Adriana Lastra, a quien le une una larga amistad y de quien es mano derecha en Asturias.

Quienes lo conocen y apoyan aseguran que "la militancia lo adora" y que tiene una gran habilidad para acercarse a los votantes, escuchar y ganarse su confianza. Lo describen como una persona amable, cercana y con buenas habilidades para la oratoria.

"Cuando bajábamos en votos en todo el Principado en Laviana nos mantuvimos e incluso mejoramos, y fue gracias a Adrián. Siempre está reunido con sus vecinos, con su gente", comenta uno de los cargos que ha apoyado su campaña.

Frente a Javier Fernández, que asumió las riendas de la FSA con 52 años y se va con 69, Barbón supone un relevo generacional. "Pero está sobradamente preparado para hacerlo, ha pasado por todas las etapas del partido: estuvo en Juventudes, fue concejal, ahora alcalde, ha sido diputado...", relata una de su valedoras.

Barbón también tiene el apoyo del SOMA, el influyente sindicato minero vinculado a la UGT, que jugó un destacado papel para aupar a Javier Fernández en 2000 y que se distanció de él por su defensa de la abstención en la investidura de Rajoy y su papel a la cabeza de la comisión gestora federal a finales del año pasado.

El partido espera que su elección sirva para revitalizar una de las federaciones con más afiliados (8.393 tenían derecho a voto este domingo) en relación a su población (apenas un millón). El reto de Barbón es activar esa masa social y recuperar votantes que optaron por otras opciones de izquierda o de la abstención.

El recién elegido secretario general también tendrá que lidiar con la oposición interna, el sector javierista, que aglutina a la gran mayoría de los cargos y la estructura del Gobierno del Principado, a la totalidad del grupo parlamentario y a los líderes de agrupaciones como Gijón o Avilés.

Un miembro de la candidatura derrotada advierte de que Barbón "no puede dejar fuera de los órganos del partido" a quienes representan a "casi la mitad" de los militantes, y de que si hace una Ejecutiva monocolor, "al estilo de la de Sánchez", "enfadará a la gente" y "se complicará encarar las elecciones de 2019".

Los sanchistas replican que no se puede "confundir interesadamente" la "integración" con la "supervivencia". "No vamos a repartir puestos, son proyectos distintos. Quienes estuvieron en cargarse a Sánchez o la abstención es difícil que trabajen con nosotros", dice uno de los puntales de la campaña de Barbón.

Además, con su victoria se abre un escenario inédito entre los actuales gobiernos socialistas: la bicefalia. Barbón mandará en el partido y Fernández agotará su legislatura al frente del Pricipado.

En el círculo más próximo al ganador recuerdan que la "tradición" es que el Gobierno sea "una herramienta del partido para la acción política". En el Principado ya hubo bicefalia en etapas anteriores, recuerda una fuentes, "y siempre ha sido el partido el que ha decidido".

Así las cosas, está por ver si Barbón opta por marcar un nuevo rumbo para el Ejecutivo autonómico y si los afines a Fernández aceptan seguir sus directrices, o si pugnan por hacer valer su criterio y se desatan tensiones internas entre ambos sectores.